No se trata de ninguna ganga. Irse ‘de vacaciones’, si es
que puede aceptarse en sentido estricto la definición, con
alguna de las oenegés que han apostado durante los últimos
años por el turismo solidario y sostenible, puede salir al
interesado tan caro (o seguramente más) que pasarse el mismo
tiempo agarrado a la pulsera ‘todo gratis’ de los complejos
hoteleros del Caribe, aunque obviamente el incentivo es muy
distinto.
Diferentes oenegés organizan desde hace unos años viajes de
solidaridad, conocimiento o cooperación a los países donde
trabajan sobre el terreno. Algunas tienen una oferta
permanente durante el año, pero la mayoría centran sus
propuestas, sobre todo en lo referente a las estancias de
corta duración, en los meses de verano.
ACSUD Las Segovias es una de las organizaciones no
gubernamentales que acepta el epíteto “turista” para
describir sus viajes a Ecuador, con los que según sus
responsables se propone “conocer la riqueza de un país
pluricultural y megadiverso por medio del encuentro, la
convivencia y el intercambio con comunidades de los Pueblos
Quichuas y Montubios y las propuestas de las organizaciones
sociales e indígenas.
“Nuestros viajes de turismo responsable”, explican desde la
oenegé,”se enmarcan en el trabajo de sensibilización y
educación al desarrollo de ACSUD Las Segovias con el
objetivos de dar a conocer la realidad de los países del
Sur, informar sobre las luchas y alternativas puestas en
marcha por las organizaciones sociales locales, brindar
alternativas de consumo responsable también en el campo del
turismo y apoyar a las experiencias de turismo comunitario
puestas en marcha por la población campesina y las
organziaciones representativas de los pueblos indígenas de
América Latina”. Su propuesta para este año, diez días en
Ecuador del 10 al 28 de agosto, costaba 1.250 euros, gastos
de avión excluidos.
Otras entidades como la Fundación Vicente Ferrer ofrecen un
programa de turismo pero prefieren no llamar solidario para
evitar “confusiones”. Esta oenegé ofrece hasta cuatro rutas
distintas en su página web [www.fundacionvicenteferrer.org]
“para conocer la India” en cualquier época del año con
precios que rondan los 2.000 euros y que incluyen una visita
durante los últimos días del itinerario a los proyectos que
desarrolla en el país asiático.
Más cerca del concepto de ‘turismo solidario’ están los
“campos de solidaridad” en América del Sur de la
organización Servicio Civil Internacional, dirigidos a
mayores de edad y organizados en colaboración con
asociaciones y contrapartes locales, realiza campos de
voluntariado en países del Sur de otros continentes.
Su objetivo es “ofrecer intensas experiencias de aprendizaje
intercultural, que posibiliten un cambio de percepción de
las relaciones norte-sur”. El desplazamiento corre a cargo
del interesado, que además aporta una cantidad extra en
función del lugar elegido en concepto de ‘cuota de
solidaridad’ para financiar su acogida.
La Red de Consumo Solidario organiza todos los veranos
viajes “solidarios” a Ecuador, Brasil y la República
Dominicana. “Promovemos otra manera de viajar y de conocer
el sur a partir del contacto directo con organizaciones de
base, con las cuales trabajamos desde hace años en proyectos
de cooperación o en un trabajo de apoyo político”, señalan
desde el grupo, donde explican que “en Ecuador viajamos de
la mano de organizaciones productivas, en Brasil con el
Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y en
República Dominicana con organizaciones de antiguos
jornaleros de las abandonadas plantaciones de caña de
azúcar”. Sus propuestas rondan los mil euros de precio del
vuelo más los extras de inscripción, formación y
alojamiento.
Los que no deseen irse tan lejos para probar la fórmula
pueden probar con Sodepaz, que organiza estancias en el
norte o el sur de Marruecos desde 400 euros en colaboración
con la oenegé Hombre y Medioambiente.
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