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OPINIÓN - DOMINGO, 17 DE AGOSTO DE 2008

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

“Pedro Román y “el Dioni” los
palmeros del “trinque” “

 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Qué están murmurando? ¿Qué plagio el título del articulejo de Carmen Rigalt aparecido el sábado 16 de agosto en la contraportada de El Mundo? Natural, todo se pega menos la hermosura y a lo mejor me adentro, a estas alturas de mi evolución espiritual y humana, en ese tipo de periodismo pedorro y ventajista, carroñero y pretendidamente “gracioso” que practican tipas como la Rigalt para levantarse un jornal y poder comer todos los meses. Sin grandes pretensiones, eso si, porque de (como dicen en mi barriada) el Güachinton Pó no la van a llamar, mayormente porque echa más embustes que el almanaque zaragozano y encima, tras tantos años escribiendo los mismos chistes manidos e idénticas gracietas sobadas, la Rigalt anda más quemada periodísticamente, que el cenicero de un bingo.

¿Qué musitan con lenguas sibilinas, imitando a la sinhueso de la cabeza de la segur que significaba el extremo poder punitivo en la época en la que Roma era gobernada por un dictator? ¿Qué si merece la pena pararme a reflexionar sobre las paridas mentales de una individua que tiene más años que un saco de gnomos y que se suda, verano tras verano, unos euros, alojada de gorra en Marbella con la obligación de cagar “sarcásticas ocurrencias” que provoquen una tibia sonrisa en su Amo, Pedrojota, cuando la Carmen Rigalt tiene más malaje y da más mal vagío que recibir una citación de los Juzgados? Pues sí me merece la pena, porque repatea los cojones el que, polvorientas “azotadoras” del gilismo, se eternicen en los diarios, sin más méritos que recurrir a la difamación ramplona, a la injuria fácil y a rozar la calumnia, con el valor y las pelotas, no de quien se sabe que escribe a pecho descubierto, como servidora, sino de quien se cree respaldada por los abogados y los dineros del todopoderoso El Mundo.

Así es muy fácil ensañarse con personas como Pedro Román y su mujer Maripi, personas amables y educadas. Y atreverse a llamar a un señor como Pedro Román que ha mamado la clase intelectual de cinco generaciones de médicos y de castellanos de bien “chulángano”. ¡Más quisiera el gato lamer el plato! ¡Y más quisiera la Rigalt haber tenido en su vida la oportunidad de que le hubiera dicho al menos “ahí te pudras” un caballero como mi padre espiritual Pedro Román ¡ Pero Román no es de los que se ajuntan con pelanduscas ni indocumentadas, sino que siempre le han tirado las señoras funcionarias por oposición, currantas, con nivelón cultural, buenísimas personas y con cojones para, ante una puta eventualidad, ponerse en una fila de entrega de paquetes en una cárcel y charlotear con las mujeres de otros presos y quedar con ellas para tomarse un cafelito en la barra del barecillo de Alhaurín de la Torre, sin tonterías ni dengues, ahora consolando, ahora dejándose consolar. ¿Maripi con joyones y haciéndose la pijotera? Para dedicarse a la labor de la prensa en plan casquería inmunda, no es que hagan falta grandes atributos intelectuales, pero sí al menos un mínimo de información. Aunque la información que necesita la momificada Rigalt, que se aferra con tenacidad a su espacio sin dar oportunidades a nuevas generaciones de profesionales, seguramente más brillantes y más veraces, es más que suficiente :sabe perfectamente que, tanto Pedro Román como Maripi son personas educadas y no corre el riesgo de que vayan en su busca a arrastarla por los pelos ni a meterle una capujana. Una querella si le pueden interponer, por aquello de “el trinque” que es llamar ladrón a un señor que jamás ha sido condenado por ningún robo y que “entra y sale de la cárcel como si fuera un atracador de fin de semana”, calumnias puras y duras, contra Román y contra Instituciones Penitenciarias e injurias por lo de “chulángano” y difamación por todo el artículo de marras. Aunque la culpa de todo la tiene mi hermano Antonio Rubio, el subdirector del invento, que no tiene disculpas porque es de Melilla, es amigo mío del alma desde hace veinticinco años, de los tiempos dorados de Interviú donde tantos casos de clientes míos siguió y contó, junto a mi otro hermano Manolo Cerdán, ambos, Rubio y Cerdán prohijados espiritualmente por mi esposo, el anciano Erik el Belga con quien compartieron en los noventa curro en telecinco. Antonio Rubio tiene que echar a esa burda chupóptera de cenas y canapés, aduladora de quienes le rinden vasallaje y tentona con quien sabe que no se va a llenar de mierda respondiendo a su basura dialéctica.

Y a la mierda no la mando por no hacerle el favor de enviarla a un ecosistema donde se encuentra a sus anchas. Pero, donde me la eche a la cara, a partir de ahora, le prometo un pregón, a lo corralonera, en plan rifeña calorra, eso sí, sin mentar a los muertos que son sagrados ¿Qué la Rigalt “se siente” demasiado encumbrada como para engancharse conmigo que soy una gentuza? Pues tiene un problema. Tiene un problema.
 

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