Difícil se lo han puesto los
chinos, en el comienzo de sus Juegos Olímpicos, a todos los
pueblos del mundo que quieren hacer ostentación de colorido
a través de fuegos artificiales.
Sin importarles demasiado, porque ya están acostumbrados, un
poco más de contaminación, mostraron un espectáculo tan
brillante y tan variado que en los juegos malabares que
hicieron con la pólvora y el colorido, será imposible
superarles.
Sin embargo, como cada uno tiene lo suyo y se afana por
superarse cada día un poco más, Ceuta terminó sus ferias y
fiestas patronales de 2008, con sonido, luz y color por todo
lo alto.
La luz y el color ponían el fin de festejos, tras ocho
noches interminables de verdadera diversión, de auténtica
ilusión y de fiestas de verdad, en un ambiente
extraordinario, desde el comienzo hasta el mismo final.
El final, pues, ha llegado y este espectáculo prolongado no
volverá hasta el 1 de agosto del próximo año 2009.
Las ferias, y hay que destacarlo, fueron hermosas, pero
tranquilas y seguras. En esta ocasión no hubo cabida para
los patosos que trataran de molestar a los demás, con lo que
los planes previstos y programados se cumplieron, todos
ellos, de principio a final, a rajatabla y en su totalidad.
Casetas repletas de público, tómbolas con todo tipo de
regalos y “cochecitos locos” en todas sus variantes animaron
y alegraron el recinto ferial, dándole ese color y ese
sabor, que tanto gusta y que nos dice que estamos en ferias.
Pero como todo tiene su fin, tanto las casetas, como las
tómbolas y demás cerraron sus circuitos en la noche, mejor
dicho en la madrugada, del sábado al domingo. Se aprovechó
hasta el final y bien entrado el domingo.
Los feriantes y el público que asistió esa noche al recinto
de la feria pudieron aprovechar toda la noche del sábado al
domingo. Es posible que más de uno, por ambas partes,
hubiera querido seguir más, pero a las siete de la mañana se
daba el cierre definitivo y se ponía el “fin de ferias”.
Antes de este final ya se había anunciado oficialmente el
cierre de ferias y fiestas, y ese cierre estuvo marcado por
un soberbio espectáculo de luz y color, con su traca final.
Era, pues, el adiós oficial, luego la prolongación, esas
horas más eran un poco la “recogida” o la despedida de unos
para saborear un poquito más las ferias y para otros era el
ir terminando con las existencias que tan abundantes fueron
durante las siete noches anteriores.
Ahora ya comenzaba la rutina diaria, el día a día con los
quehaceres cotidianos y el ir contando hacia atrás las
fechas hasta ese 1 de agosto de 2009, que desde aquí se ve
tan lejano.
Tras el final de las ferias hay que hacerse la pregunta de
rigor ¿Cómo fueron las ferias este año? Y la respuesta debe
ser, por lo menos, tan buenas como en sus mejores años,
posiblemente un poquito mejor, con una gran participación de
la población en ellas, elemento imprescindible para que sean
brillantes, y con la misma afluencia de público que en
ediciones precedentes, lo que indica que la crisis, que en
Ceuta también está instalada, durante estos días se notó
menos, porque los ceutíes, con buen criterio, han dicho:”
Tiempo hay para soportar esa losa que nos ha caído o nos han
echado encima”.
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