Estoy igual que cuando estaba
haciendo el servicio militar, contando los días que faltan
para largarme de descanso. Cada noche, antes de acostarme,
digo “una menos”. Esta era la frase que se decía en la
compañía al toque de silencio.
Uno, las cosas como son, no está para muchos trotes y
después de un año entero pegándole a las teclas del
ordenador, que es este bicho raro que no termino de
entender, suspira por tener unos días de descanso,
contemplando la naturaleza, viendo como las olas del mar
hacen que los bañistas retiren sus toallas del lugar donde
se encuentran mientras, para mantenerme en forma, hago barra
fija en el mostrador del chiringuito, contemplando una rubia
que me encandila con su sabor y su frescor, haciéndome
suspirar de placer a cada buche que le pego.
Me olvido del mundo mundial y de sus cosas que, cada día que
pasa, son más raras. No me leo los periódicos, salvo el
Marca, que es el periódico de todos los que somos los más
intelectuales de este hermoso país, aún llamado España. No
veo la televisión, con lo que me ahorro tener que soportar
al “abuelo Cebolleta” de Peñafiel y sus furibundos ataques a
la princesa Leticia.
Creo, con toda honestidad, que lo que tenía que hacer este
caballero, que dirigió una revista en la que siempre se
publican las viviendas de VPO y la maravillosa forma que
tienen de vivir los más necesitados, es hablar bien de la
princesa porque es la que le está dando a ganar dinero. ¿Qué
sería de este caballero, sino largase, lo que larga, de la
princesa de España?- No lo iban a escuchar ni en su casa.
Bueno, las cosas claras, no me gusta mentir, porque no he
mentido en mí vida quizás por eso y por no hacer la pelota a
nada ni a nadie y mucho menos actuar de lameculos, la vida
me va de la forma que me va. Cosa que me importa un bledo y
el otro también, porque vivo como da la gana, sin tener que
darle explicaciones de mis actos a nadie porque a nada ni a
nadie, le pedí jamás nada- Que levanten la mano aquel o
aquellos a quién o quiénes les haya pedido algo.
Por todo ello, me puedo permitir el lujo de elegir a mis
amigos o tenerle afecto a determinadas personas mientras
otras me causan nauseas. Aprovecho esto que estoy largando,
para recordarles a quienes haya lugar que me puede caer bien
quien a mí me dé la real gana, importándome tres leches lo
que opinen, sobre el tema de que algunas personas me caigan
bien los tontos de turno. Los pobres míos siguen sin
enterarse que voy de libre por la vida y puedo elegir lo que
me parezca, sin tener que dar la más mínima explicación.
Nada, que no se enteran.
Perdonen se me fue el santo al cielo, como decía la sabia de
mí abuela, quería decirle que mentía al alegar que no veo la
tele. No es verdad, veo la tele cuando televisan algún
partido de fútbol, a pesar de tener que escuchar a algunos
“entendidos” los “isidros” que escriben en los periódicos de
Madrid, decir alguna que otra barbaridad.
Como todavía me quedan unos días para poder largarme con
viento fresco, tendremos que seguir pegándole a las teclas
del maldito ordenador. Y el sábado tengo dos bodas.
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