Los fuegos artificiales pusieron
punto final a la fiestas patronales del 2008. Saco mí
libreta, esa libreta pequeña, en la que tengo anotadas cosas
de la feria y leo: “acudir a la invitación a las 12,15”. No
acostumbro a ir a ningún sarao, si no es por amistad, así
que me digo que tengo que ir, pero tengo que esperar a que
terminen los fuegos artificiales.
Me pongo a ver la tele. Los compañeros entrevistan al
presidente de la Ciudad, Juan Vivas, que aprovecha la
oportunidad para felicitar al director general del la tele y
a todos los medios de comunicación por la labor que están
desarrollando. Así que ya lo sabéis compañeros, todos estáis
felicitados.
Terminado los fuegos ratifícales, me pongo mis mejores
galas, un pantalón y una camisa, y me dirijo donde se
celebra el acto al que he sido invitado. Y aquí tengo que
hacer como en el reparto de las obras de teatro, contaré
cosas según el orden de aparición de los personajes.
Nada más llegar la lugar, el primero que me viene a saludar
es el presidente de la Ciudad. Todo el mundo sabe que le
tengo afecto a Juan Vivas, desde mucho antes de que se
dedicara a la política. Juan sabe, perfectamente, que nos
saludamos y no le entretengo a darle la “vara”, entre otras
cosas porque no le voy a pedir nada.
Me dirijo al mostrador, para hacer barra, que es una cosa
que se lleva ahora mucho con esto de las olimpiadas. Y
saludo a Paris, charlamos un rato y tuvimos un recuerdo
agradable de la vez que estuvimos en la feria de El Puerto.
Me acerco a saludar a Nieto, al que le llamo RR.HH
“positivo”, y nos pegamos un rato de charla, dando paso al
humor que es la mejor manera de tomarse la vida, y más
cuando se está en una fiesta.
Estábamos en esa, cuando se acerca, Adela Nieto, a
saludarme. Le pido disculpa por no haber sido yo el que se
acercara a ella pero, la verdad, no la había visto. Por
razones que no vienen al caso, el menda, le tiene un gran
cariño a Adelita. Charlamos un ratito, y se marcha a segur
cumpliendo con sus obligaciones. Porque hasta en las
fiestas, hay obligaciones que cumplir.
De pronto aparece ante mí, Mabel Deu, guapa como siempre y
con ese saber estar que causa sensación. Charlamos un buen
rato y nos contamos lo que nos vino en ganas. Coincidimos en
muchas de las cosas que nos contamos. Incluso hablamos de mí
libreta de contar cosas de la feria. A Mabel, ella lo sabe,
le tengo un gran afecto.
Un señor al que no conozco de nada, me dice que escribo muy
bien y que el programa que hicimos en la tele, es magnifico.
Se agradece el cumplido. Uno también tiene su corazoncito.
Departo con mis compañeros de los medios, con un abrazo
especial a mí equipo televisivo, Pablo Gonzáles y mí
particular Teresina. Charlo con María José Navarro, a la que
me une una gran amistad y a la que le tengo ley de la de
verdad.
Decido que ha llegado la hora de marcharme. Me despido del
delegado que me recuerda que tenemos que tomarnos un café.
Nos lo tomaremos, delegado, seguro que nos los tomaremos.
|