Las notas de Selectividad del
pasado mes de Junio, arrojan un claro fracaso en
Matemáticas. Con tasas de aprobados por debajo del 40% en
algunas universidades, situada sistemáticamente entre las
asignaturas de peores resultados por los estudiantes
españoles, el nivel de exámenes confirma un escenario que
preocupa a los expertos desde hace años, en el que la
enseñanza de las Ciencias, en general, y las Matemáticas, en
particular deben revisarse con urgencia, junto a la Física
que también ha aumentado un porcentaje de suspenso similar a
las Matemáticas.
Recordemos que en el último Informe Pisa, el nivel
matemático de los estudiantes españoles de 15 años quedó en
el puesto 32 de 57 países, con una nota media cinco puntos
menor que en el Informe anterior. Ya en 2002, hubo una serie
de advertencias en una Comisión del Senado sobre la
enseñanza de las Ciencias, en general y de las matemáticas
en particular, recuerda un experto en educación Matemática,
afirmando: “Se modifican las leyes, pero no se entra a fondo
en la enseñanza de las Matemáticas. Estamos enseñando a
alumnos del siglo XXI contenidos de hace 100 años y con las
mismas metodologías”. Y, además: “Ya no sirve de excusa
decir que son materias más difíciles, y se queja de que las
promesas que se hicieron en 2002, como reforzar la formación
del profesorado o revisar en profundidad los contenidos, no
se han cumplido”.
Por otra parte, un experto muy comprometido, en activo,
asegura que lleva años desarrollando programas en los que
usa las nuevas tecnologías, asegurando que eso mejora los
resultados de sus alumnos. Al mismo tiempo señala varios
problemas: el desajuste, el gran salto de contenidos y
exigencia, entre la ESO y el Bachillerato; la dificultad que
tienen los profesores para dar todo el temario de 2º de
Bachillerato y lo enfocado que está este cuso a pasar la
prueba de Selectividad. “A veces, los profesores se centran
tanto en preparar a los alumnos para el examen, que se
olvidan de la materia”.
Y mientras los expertos se ponen de acuerdo en cómo, cuánto
y si es necesario cambiar algo, los alumnos se alejan de las
Matemáticas. Las estadísticas de los bachilleratos que
eligen la opción técnico-científica es: en 2001 era sólo el
11% y en 2006 el 8,4%. Una gran preocupación de todos y que
llega a la Universidad. Uno de los objetivos de la UE para
2010 es aumentar el número de titulados en Ciencias y
Tecnología. La cifra en España, en 2005 era un 11,8% de los
jóvenes de 20 a 29 años, 1,4 por debajo de la media europea.
En cuanto se refiere a la Física se insiste en que la
materia es básicamente experimental, circunstancia que
debería reflejarse en la enseñanza, incluso debería haber un
examen experimental.
Pero hay que reconocer que el problema viene de lejos: no
aprenden Matemáticas nuestros alumnos desde niños, desde su
enseñanza Primaria. En situaciones de la vida diaria se hace
imprescindible manejar conceptos matemáticos en ámbitos muy
diversos: sencillas acciones como comprar un cuaderno,
preparar una excursión o mirar qué horas es, implican la
realización de operaciones aritméticas básicas. Además, las
Matemáticas están ligadas a la consecución de objetivos
generales de desarrollo intelectual ya que contribuyen al
desarrollo de las capacidades de razonamiento, abstracción,
deducción, reflexión y análisis, y por ello, su aprendizaje
va a facilitar el de otras áreas de estudio.
Es evidente que si un alumno es capaz de desarrollar las
capacidades mencionadas anteriormente, este alumno va a ser
mucho más eficaz a la hora de abordar cualquier asignatura.
Por otra parte, es importante pensar que todas estas
capacidades trascienden el ámbito académico y son también
aplicables en la vida diaria.
Para un correcto aprendizaje de las Matemáticas es
imprescindible lograr una automatización de tareas mediante
la práctica extensiva, así como la comprensión de los
principios conceptuales necesarios. Disponer de un amplio
repertorio de procesos automatizados en la percepción, la
memoria y la resolución de problemas, permite concentrar la
atención en las partes nuevas de una determinada tarea, lo
que va a posibilitar la construcción de los nuevos
conceptos.
Es importante señalar que la mayoría de los enseñantes de
Matemáticas –ocurría en mi etapa y en los momentos actuales-
no dábamos el programa completo de cada curso. En general,
la estructura matemática de un libro está diseñada en la
Aritmética-Algebra en primer lugar, ocupando mayor
porcentaje de contenidos que la Geometría que venía –y
viene- al final. No era posible dar todo el temario, por lo
que la Geometría, en muchas ocasiones no se daba, dejándose
para el curso siguiente, que con la misma estructura, le
ocurría igual. En algunos casos se daba de “pasada”. No
quiero recordar lo que ocurría cuando un alumno finalizaba
la EGB, o el segundo curso de la ESO.
Para el profesor García Soriano, en su quehacer diario
enseñaba las Matemáticas como un lenguaje, un medio de
comunicación que podría ser útil al alumno, del mismo modo
que una frase puede servir para plasmar una mandato, de
manera que, gracias a ella, no tenga problemas al realizar
una situación práctica como elaborar un sencillo
presupuesto. Piensa que la utilización didáctica de cifras
incomprensibles para el niño, le conduce al fracaso. La
información matemática tiene que estar relacionada “por lo
menos, aplicable a su vida cotidiana”.
Y entender las Matemáticas como una actividad lúdica, como
un juego. Es una realidad “aprender jugando”, al tiempo que
se muestra una variedad de juegos, que dan origen a otros en
la experiencia del aula. Sostiene que a través del juego, el
alumno adquiere conceptos básicos que necesita para
facilitar la comprensión de otros superiores.
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