Los últimos días, especialmente en
el comienzo de semana está haciendo un calor asfixiante en
media España y asfixiante total en la otra media.
En estos días, sigo a través de los medios de comunicación
de El Pueblo de Ceuta todo el desarrollo de lo que están, o
mejor dicho estaban, siendo las ferias de Ceuta y muy
especialmente, también, el día de su patrona.
Al mismo tiempo, pero, en riguroso directo, también, estoy
siguiendo, desde el pasado miércoles, el desarrollo de una
de las tres ferias más importantes de España sobre el
caballo, que ya en su XX edición se está celebrando en mi
pueblo, Piedrahita.
Afortunadamente para los que estamos siguiendo esta feria
del caballo, podemos decir que en esto, al menos en la
calidad de los ejemplares que se presentan aquí, todavía no
se ha notado la crisis que sí venimos detectando, también,
en pueblos como este, a lo largo del verano.
Por lo que he seguido de las ferias de Ceuta, aunque las
dificultades económicas en los bolsillos se van dejando
notar, bastante, en esos días la brillantez y el bullicio ha
sido similar al de años anteriores.
En mi pueblo, en Piedrahita, a lo largo de este mes,
bastante largo, hasta mediados de septiembre, habrá más de
12 días festivos, entre esta feria del caballo, de reciente
creación, esta es la edición XX, luego sus ferias
tradicionales de siempre, ahora convertidas en días de
“jolgorio” entre el 24 y el 27 de agosto, más luego las
fiestas tradicionales de la Patrona local, otros cuatro
días, con esto los bolsillos si estaban ya flojos se van a
quedar en los huesos y solamente lo festivo impide mirar
hacia atrás o hacia el futuro y ponerse nervioso por la
hipoteca.
Viendo en dos lugares tan distintos, por todo, como son
Ceuta y Piedrahita, uno lugar costero y otro en el mismo
corazón de la Península, que se divierten y festejan todo lo
suyo, a costa de lo que sea, uno tiene que preguntarse
¿Somos en España de otra pasta, para no asustarnos de las
carencias que hay y de las que van a venir, y sin embargo
seguir pensando en fiestas?.
No sé si somos de otra pasta, pero no hay un pueblo en
España, de cualquiera de los puntos geográficos que miremos,
que no sienta un profundo cariño y un gran interés por
seguir con lo que sus antepasados les marcaron, y aunque
esto, en los momentos que vivimos, no sea interpretado por
muchos sectores como lo más “progre” del momento.
Mientras tanto, con este adiós que estamos dando a las
ferias de 2008 en Ceuta y con un par de días más en la feria
del caballo de Piedrahita, vemos que hemos entrado en la
parte “loca” de lo relativo a ferias y fiestas de España,
que van a ir alternándose de un lugar a otro y que se
prolongará durante todo agosto y todo septiembre, dejando
luego ya los coletazos finales para Zaragoza, Ávila o Jaén,
por ejemplo.
Alguien podrá decirme que si hoy quiero convertir esta
columna en un programa de fiestas, cosa que puede parecer,
pero yo quiero ir más allá, o al menos estoy tratando eso,
para valorar lo que tenemos, lo que hemos heredado y que no
nos lo puede arrebatar, ni esa crisis galopante que tenemos
ahora.
Por esta razón, porque queremos y valoramos lo nuestro,
debemos seguir “de feria en feria”
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