La feria se acaba, a igual que las
notas que he ido escribiendo en mí pequeña libreta. El
problema es que hay tantas cosas anotadas, que no voy a
tener más remedio que seguir, durante algunos días, con esas
cosas que han pasado en la feria.
Un pequeño, al que le hacen la pregunta de quién es Juan
Vivas, contesta que, Juan, es un cantante. ¡Son cosas de
niño!. Por supuesto que, el presidente de la Ciudad
Autónoma, no es ningún cantante. Es más, sin pensármelo
mucho, creo que el presidente no canta ni jugando a las
cartas, en el supuesto que juegue a las cartas. Que saber
jugar a determinados juegos de carta, sería un acierto,
poder “cantar las cuarentas” en determinados momentos. Claro
que si no sabe jugar a ese juego de cartas, difícilmente
podrá “cantar las cuarentas”. ¡No sabe el presidente lo que
se pierde!.
Dice un anuncio de la tele: “Si bebes no conduzca”. Creo que
el anuncio estaría mucho más completo si dijese “si bebes ni
conduzcas, ni hables”. Ya se sabe que si hablas mientras
conduces, te puedes pegar un “talegazo”. Oiga, como sea, hay
que evitar los accidentes. Aunque, a veces, por hablar el
accidente termina causando risas ya que ha sido causa menor.
Recuerdo que siendo muy joven, fui a la feria con unos
amigos, nos tomamos par de copas de “Sandeman”, y hablando
sin parar, con esa alegría que da el vino, me pegué una
“castaña” contra un árbol, que vi. todas las luces de
colores habidas y por haber. Todo por hablar con ese par de
copas. Desde entonces, mantengo eso de “si bebes no hables”,
para evitarte un ”talegazo” que, además, hizo partirse de
risa a todos mis amigos.
La feria es la feria y punto. Es necesario, las cosa claras,
entrevistar a nuestras primeras autoridades sobre la feria,
para que den su opinión sobre la misma. Hasta ahí todo
perfecto. Lo realmente innecesario, en esas entrevistas, es
que los políticos, sea quienes fueren, les preguntas por
cómo va a feria, y te largan un mitin político que no hay un
dios que se lo trague. Vamos, es que aburren hasta las
pavanas que sobrevuelan el recinto ferial.
La culpa, por supuesto, no la tienen los compañeros que
debido a su trabajo, no tienen más remedio que entrevistar a
los políticos. Sus caras, mientras realizan las entrevistas,
son todo un poema. Saben, perfectamente, lo que van a largar
a cada pregunta que le realicen. Digo yo, si es qué se puede
decir algo, no podrían dedicarse a hablar de la feria y
dejar los mítines políticos para su debido tiempo. Es sólo
una pregunta sin mala intención.
La feria sólo ha tenido un punto negro, un amigo de esos que
cuento con los dedos de una mano, Manolo Anta, nos ha dejado
para volar hacia esa altura donde dicen que está el cielo y
van los hombres buenos.
He compartido con Manolo muchas ferias, muchos carnavales y
un sin fin de espectáculos. Hemos pasados juntos momentos
alegres, momentos difíciles y algún que otra trago que no se
lo salta ni mí amigo el gitano Juan, peor de todos hemos
salidos airosos, como cuando Lucero Tena tenía que actuar en
el Rebellín y a la diez de la noche estaba en Madrid o
cuando una atracción la tuvimos que traer en un “traiña”.
Descanse en paz mí amigo.
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