Casi cualquier fuente a la que se
consulte por el futuro económico de la ciudad autónoma de
Ceuta coincide en que su puerto debe ser, por una vía o por
otra, un valor fundamental para garantizar la prosperidad
económica (y, desde ahí, también social) de esta región.
Durante años cundió el pesimismo alrededor de la evolución
de la actividad portuaria en la ciudad, una depresión que no
se corresponde con la realidad a la luz de los datos que
ofrece la Autoridad Portuaria.
Los últimos, que publica este periódico en su edición de
hoy, ponen de manifiesto que no es cierto que el puerto se
muera, aún a expensas de las desgraciadamente lentas
ampliaciones que están en ejecución o proyectadas para
asegurar su crecimiento.
Las cifras son especialmente positivas si se excluyen de
ellas las de los ferries que cubren la línea marítima
Ceuta-Algeciras-Ceuta, sometidas por otra parte a mil
variables que influyen de forma determinante en su
evolución.
Desde el 1 de enero hasta el 31 de junio de este año se han
constatado crecimiento significativos, muy reseñables en
algunos casos, en el apartado de buques recibidos para
tareas de avituallamiento y otros; en el acumulado de
pasajeros y vehículos (que han crecido exponencialmente, un
37% con respecto al año pasado); en el de operaciones de
avituallamiento de productos petrolíferos (el controvertido
bunkering, en el que la Autoridad Portuaria local está
desarrollando una eficiente labor de control medioambiental
que debe ser doblemente valorada); en el de transporte de
mercancías generales y de roll on-roll off y en la media de
entradas de buques al puerto, que durante el primer semestre
del año han oscilado entre una y dos decenas.
Como las casualidades no existen, es de justicia reconocer
el buen trabajo desarrollado durante los últimos años por
los responsables del puerto a nivel local, nacional e
internacional, una labor que ahora rinde frutos evidentes.
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