Es, hoy por hoy, el joven modelo
deseado por muchas chicas jóvenes, y el no va más en el
deporte, para todos los que siguen, a diario, la modalidad
deportiva del tenis.
Su marcha, en lo que llevamos de año, le ha hecho acreedor a
coronarse como el número 1 del mundo, después de haber
logrado las cotas más altas que un tensita puede conseguir,
en los últimos meses.
Hace varias semanas hablábamos de la España deportiva de
hoy, y de los logros que se han conseguido en las diferentes
modalidades. Hemos visto, recientemente, como se izaba la
bandera española en el mismo corazón de París, hace poco más
de una semana, con el final del Tour y la victoria de un
español, igual que habíamos visto izarse nuestra enseña con
la victoria de España en la final de la Eurocopa.
En estos dos acontecimientos, o en el Giro de Italia, se
escalaba otro peldaño más para lograr lo que hemos
considerado ser España una potencia deportiva mundial, de
primerísimo orden.
Con lo de Nadal es lograr la apoteosis, primero porque el
éxito se viene dando, cada vez que salta a una pista, en
segundo lugar porque nadie ha puesto en tela de juicio su
gran valía y su justa clasificación y en tercer lugar,
porque a pesar de su juventud y de sus muchos triunfos,
siempre se ha mostrado sencillo, amable y como lo que es,
gran deportista.
Y ya es más que significativo el hecho de que, ni siquiera
las revistas en las que la base de sus noticias o
informaciones vienen de los “tristemente conocidos por
paparachis”, le hayan cogido nunca en ningún “renuncio”
antes o después de un torneo.
Su círculo, por otra parte, parece muy reducido, apenas tres
o cuatro personas en sus alrededores, han impedido que en
las inmediaciones del deportista hayan saltado noticias
extradeportivas, o atractivas para las revistas del corazón.
Su inclinación o su seguimiento a los colores blancos del
Real Madrid han sido respetados a pesar de que en su propia
familia, otro Nadal, que logró grandes éxitos en el deporte,
vistió durante muchos años la elástica del Barcelona.
Este dato, nada superficial, por otra parte, debe servir de
ejemplo en lo que se refiere al respeto y al cariño que
desde el mundo del deporte y desde el resto de la sociedad
se le tiene a este deportista.
A partir de ahora ignoro cual será su próximo reto, porque
ya ha ganado todo y cualquier otro triunfo que logre ya será
repetir, cuando menos, ese mismo triunfo de temporadas
precedentes.
Ahora, desde según qué ángulos, se hablará de él como el
mejor de todos los tiempos, como el segundo mejor o como el
tercero. Particularmente creo que lo que hay que hacer es
vivir el presente, y verlo ahora mismo como el mejor, de
este instante, sin quitar ni poner nada de lo que otros, de
los grandes del tenis hayan sido en épocas precedentes, o de
lo que son hoy, también.
Federer, B. Becker, Manolo Santana y un larguísimo etc.
estuvieron, o está todavía Federer, ahí, por méritos
propios, de la misma forma que Juan Carlos Ferrero o el
también mallorquín Carlos Moyá, que en su día lograron estar
en la misma situación en la que está hoy Rafa Nadal.
Nos agrada que en estos momentos de la cultura del NO haya
un deportista al que todos, sin excepción alguna, desde
cualquier ámbito del deporte o fuera de él dicen:” SI es el
mejor”.
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