Hace unos días reflexionaba sobre
las notables capacidades intelectuales de la portavoz
socialista en la Asamblea, Inmaculada Ramírez y su destacada
labor profesional aunque, también reseñaba su peculiar
proceder en los quehaceres políticos alejados totalmente de
las formas existentes en la actualidad entre el Gobierno de
la Ciudad y el de la nación representado a través de su
Delegado del Gobierno.
La portavoz socialista continua empeñada en desarrollar una
labor de oposición basada en la demagogia más rancia a
través de continuas acusaciones faltas de argumentos veraces
contra el Gobierno de la Ciudad y en particular, contra Juan
Jesús Vivas con el objetivo exclusivo de destruir una imagen
forjada en años de honradez contrastados.
La penúltima intervención de la diputada socialista estuvo
repleta de desafortunadas acusaciones de prevaricación
contra los miembros del Gobierno de la Ciudad en relación a
las oposiciones convocadas para la Policía Local
circunstancia que, podría conllevarle serias consecuencias
ya que, no todo vale en política. Ahora, tendrá que
demostrar sus acusaciones o solicitar disculpas públicas por
sus erróneas manifestaciones.
El trabajo de oposición debe ser serio y escrupuloso,
recibiendo informaciones de la ciudadanía, estudiándolas,
recabando informaciones oficiales, comprobando su veracidad,
reflexionando al respecto y actuando en consecuencia pero
siempre, asesorada en todo momentos por los servicios
jurídicos de su formación política. La serenidad y el
sosiego deben imperar en el ejercicio de esta labor
política.
En definitiva, una portavoz que desarrolla su labor al
margen de las directrices emanadas de la dirección de su
formación política y de sus órganos de dirección. Una
representante política sobradamente preparada que debería
extrapolar las cualidades intrínsecas de sus labores
profesionales aplicándolas a su actuación política en todos
los aspectos alejándose de las estrategias demagógicas
faltas de responsabilidad y solvencia.
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