Desde que apareció el llamado
“Manifiesto por la Lengua Común”, he realizado un
seguimiento sobre su acogida por los distintos sectores
representativos de nuestra sociedad. Una tendencia
manifiesta al empeoramiento de la situación de nuestro
idioma, en particular por su acoso recibido por los
nacionalismos excluyentes.
“El Manifiesto por la Lengua Común” fue presentado en
público en el Ateneo de Madrid, y llegó a su bautismo
apuntalado con firmas de solidez incuestionables, como las
de, entre otros, Mario Vargas Llosa, Carlos Castilla del
Pino, José Antonio Marina, Luis Alberto de Cuenca, e incluso
la de Francisco Sosa Wagner, el catedrático de Derecho
Administrativo que fue profesor del Presidente del Gobierno,
y que ha terminado desmenuzando en su libro El Estado
fragmentado los enormes riesgos de la política territorial
emprendida por su ex-alumno.
“El Manifiesto” nace arropado por la UPyD, el partido de
Rosa Díez, y refrendado por el Foro de Ermua. En el texto se
pide una modificación de la Constitución para que la Carta
Magna recoja de forma expresa que “el castellano sea única
lengua, cuya comprensión puede serle impuesta a cualquier
efecto a todos los ciudadanos españoles. Así, reivindica la
libertad de las familias, de escolarizar a sus hijos en
castellano y que esa lengua sea vehicular en una proporción
significativa de las asignaturas para garantizar la
solvencia en su uso”. Ejercieron como “maestros de
ceremonia” tres miembros significativos de UPyD, el filósofo
Fernando Savater, el profesor de la UPV Carlos Martínez
Gorriarán y el escritor Álvaro Pombo, a quienes secundó,
mediado el acto, la académica e historiadora, Carmen
Iglesias, que se reconoció “como fruto de los magníficos
institutos de E.M. que habido en España”.
¿Cómo ha reaccionado la RAE? Levantando polémica. Por parte
del Director, afirma que “por principio y por respeto al
cargo que desempeña, nunca se pronuncia en ninguna cuestión
de manifiesto alguno, ni de este ni de otra naturaleza…”. En
cambio, académicos como Rodríguez Adrados, piensa “que el
español como lengua común y oficial está unido a la historia
de la nación, a la idea de su unidad y a sus intereses de
todo tipo; para el también académico Gregorio Salvador:
“Todo lo del manifiesto lo tengo escrito, dicho, reescrito,
reafirmado, y me ha proporcionado declaraciones de persona
<<non grata>>”; para Valentín García Yebra “el español debe
ser la lengua de todos los españoles, de castellanos,
leoneses, aragoneses, catalanes, vascos, andaluces…”. Para
Manuel Seco: “he mandado ya mi adhesión al manifiesto y no
sólo, también mi mujer y varios de mis amigos. Es
fundamental”.
Algunos directores de las Academias Íberoamericanas, después
de varias reflexiones en torno a la Lengua común, nos
recuerdan lo dicho por Unamuno: “Nuestra patria común es la
lengua”; en Cataluña o en el País Vasco, convendría que se
practicara y se enseñara en las escuelas un verdadero
bilingüismo: español-catalán y español-vasco… Otros, a
petición del Sr. García de la Concha, que no tomen decisión
hasta que no se reúnan y se ponga de acuerdo en Santiago de
Chile en la presentación del V Congreso Internacional de la
Lengua Española.
Por otra parte, tres ex-directores del Instituto Cervantes,
el Marqués de Tamarón, Fernando R. La fuente y Jon Juaristi,
dieron su respaldo inequívoco al proclamar avanzada por el
grupo de intelectuales que abarcan todo el espectro
ideológico, coincidiendo que “aunque casi todo lo que busca
apuntalar está ya especificado en la Constitución y otras
leyes, lo cierto es que no se cumple”.
La llamada “Mesa del Turismo” pese a que ya había alertado,
denunciando que el acoso al castellano está dañando al
sector en algunas comunidades. Aunque, según el Ministerio
correspondiente, “no hay que exagerar porque no está
sucediendo en toda España, y que nuestra imagen no está
deteriorándose en absoluto”.
La Asociación de la Guardia Civil y los Sindicatos del
Cuerpo Nacional de Policía, hicieron público un comunicado
de adhesión al Manifiesto, declarando que “defendemos el uso
del castellano”.
La articulación de un “movimiento cívico” de ámbito
nacional, para reivindicar que la lengua común de los
españoles no quede definitivamente proscrita en las escuelas
de Cataluña, País Vasco y Baleares, está en marcha y avanza
imparable. Ya tienen previsto una movilización para Otoño.
Según J.J. Armas Marcelo, “yo nunca he hablado ni escrito en
castellano. Lo he hecho en español, norma atlántica para
entendernos. Y también he entendido que son los políticos
aldeanos, las élites provincianas y mandonas, las que
pretenden que se siga hablando del castellano, denominación
del origen, antes que del español, realidad en todos los
países de habla española, lengua que está incluso con esa
denominación en todas las Constituciones: lengua española… y
reivindico el español donde vaya. Y si fuera catalán,
reivindicaría el catalán y el español, mis dos lenguas. Pero
jamás en la vida se me ocurriría la solemne estupidez de
odiar una de mis lenguas hasta querer desterrarla de mi país
en beneficio de otras”
Y esto ocurre en cierta parte de nuestro país, cuando hasta
en Rusia se habla español. Un nuevo convenio entre el Banco
Santander y la Universidad Estatal Lingüística de Moscú
recoge la ayuda financiera de la entidad bancaria para
estimular la difusión de nuestra lengua ¡Y 266 millones
hablantes de nuestro idioma distribuidos por el mundo!
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