Se trataba de un chico joven que
apareció hacía unos años por Ceuta cuya historia relató él
mismo con motivo de la visita al centro de menores de un
alto cargo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
donde, por su corta edad, fue acogido. Cuando llegó al
Centro dijo llamarse Sekú y no conocía de qué nacionalidad
era. Solo sabía que un día, hastiado de penalidades, hambres
y guerras en su país (quienes le acogieron suponían que
procedía del Chad), decidió venir a Europa, que toda su
familia había muerto por los ataques de los guerrilleros y
que él, con sus padres y hermanos antes de sus
fallecimientos, se dedicaba al pastoreo, que había
atravesado desiertos y montañas, en largas jornadas de
caminatas sin comer ni beber, que había sido violado en
diversas ocasiones hasta llegar a Ceuta, donde, sin que él
supiera cómo, se encontró en la puerta del Centro de Menores
que lo tenía acogido.
Allí en el Centro, durante los cuatro últimos años, se le
enseñó a hablar correctamente el castellano, consiguiendo el
certificado de escolaridad. Posteriormente lo matricularon
en la Escuela de Formación Profesional donde adquiriría
conocimientos y titulación de Oficial Industrial, para cuya
actividad profesional había demostrado excelentes dotes ya
que, pese a su juventud, venia ejerciendo las funciones de
encargado de mantenimiento de las instalaciones donde
residía, reparando las averías eléctricas, de fontanería,
carpintería e, inclusive, algunas de albañilería. Había
tenido tiempo, también, de ennoviarse con una pequeña a la
que conocía desde su llegada al Centro, cosa que tras
ímprobos trabajos, pese a ser correspondido en su amor por
la chica, consiguió de sus padres quienes no accedían a que
entablara relaciones con el joven por ser de raza negra.
El momento trascendente para Sekú llegó cuando al entender
la dirección del Centro que estaría a punto de cumplir los
dieciocho años y al alcanzar la mayoría de edad legal, había
que documentarle para lo que, aprovechando la visita de la
alta autoridad del Ministerio de Trabajo a que antes nos
hemos referido, solicitó de la misma su intervención a fin
de que a Sekú le fuera concedida la residencia legal en
España. Fue llegada la ocasión de dar cuenta a las
autoridades gubernativas de tal situación por lo que se puso
en marcha la información policial y el contacto con cónsules
españoles en distintos países africanos, llegándose a
conocimiento de las mismas que el tal Sekú era de
nacionalidad Guineana, que hacia mas de cuatro años (cuando
contaba quince de edad), dispuso de una importante cantidad
de dinero que su padre, comerciante de buena posición
económica, guardaba en su domicilio. Que había realizado el
viaje con pasaporte falso que le fue facilitado previo pago
de su importe (que luego destruyó para que las autoridades
españolas no pudieran conocer su procedencia) en avión desde
Bisau-Dakar-Casablanca-Tánger. Que en Tánger, se puso en
contacto con la mafia que trataba de la introducción de
inmigrantes ilegales a cuyos miembros abonó una importante
cantidad (el único capital que le quedaba de la tournée
llevada a cabo) para que lo introdujeran en Ceuta, cosa que
así hicieron hasta su llegada a las puertas del centro de
acogida.
Ni que decir tiene que al joven Suké se le acabó su estancia
en Ceuta al tiempo que se le interrumpía su trato con la
chica que con quien mantenía relaciones, con otros acogidos
de la residencia y con el personal del centro de los cuales
recibía, por su carácter abierto, por su bondad y
colaboración en las tareas de mantenimiento del mismo,
especial trato y afecto y a quienes pedía perdón por la
falsa historia que contó de las peripecias enumeradas (fruto
de instrucciones que les fueron facilitadas por
profesionales del tráfico ilegal de personas), aun cuando
antes de partir por parte de la autoridad laboral se le
prometió realizar la gestiones pertinentes para que por
cualquier empresa se le formalizara un contrato de trabajo
con lo que obtendría la residencia legal en España. Con
lágrimas en los ojos, Suké se despidió quedándose todos con
la esperanza de su pronta vuelta confiando en la promesa que
le fue hecha por la alta autoridad española…
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