La promoción de la austeridad y la
necesaria toma de precauciones ante la situación económica
presente y futura se extiende como una mancha de aceite. Lo
pide el Gobierno central, lo advierten los organismos
internacionales y lo reclama también, en plenas Fiestas
Patronales, el presidente del Ejecutivo ceutí, Juan Vivas, a
sabiendas sin duda de que no parecen sin embargo las mejores
fechas para dar semejante consejo. La Feria ha sido,
tradicionalmente, un momento para vigilar con menos control
el bolsillo y concederse pequeños lujos merecidos tras todo
un año de trabajo, pero este año su celebración coincide con
el clímax del temor a la crisis económica en nuestro país.
De momento las administraciones han asumido sus propias
sugerencias y tanto a nivel nacional como local han
anunciado sus respectivos planes de control del gasto, más o
menos criticados por sus adversarios políticos, que en
líneas generales los han tildado de ficticios, para
adaptarse a las nuevas circuntancias.
Tras ellas llegará, porque al final la inmensa mayoría de
indicadores en depresión (inflación a la cabeza) nos afectan
a todos, la hora de que los hogares apliquen sus propios
planes de austeridad económica. Se prevé que, cuando esto
ocurra, el consumo familiar, verdadero motor de la economía,
sufra las consecuencias. Por eso es tan plausible la
iniciativa que el comercio ceutí planea para, desde el
trabajo en común, incentivar la compra en un sector tan
tradicional como importante en la ciudad autónoma.
Las tiendas asociadas al denominado ‘Centro Comercial
Abierto’ de Ceuta regalan ya a quienes compran en ellas
diferentes bonos y vales que les alivian, entre otros, sus
gastos de desplazamiento (sirven para el servicio de taxi o
para el de aparcamiento regulado o para repostar gasolina).
Al detalle, el ahorro puntual puede parecer pequeño, pero el
esfuerzo repercutirá en beneficio de todos para unos meses
que no se presentan de bonanza.
|