Nos referimos a la condena de un
hombre a un año de prisión por un delito de atentado a un
funcionario público, tras agredir a una enfermera de
Urgencias en el año 2005, en el hospital Clínico de
Salamanca.
Y el juez ha tenido en cuenta una larga serie de
circunstancias con lo que el condenado, además de este año
privado de libertad tendrá que cumplir otros tres meses más
por lesiones y tendrá que pagar las costas del proceso,
incluidas las de la acusación particular. Además, no se
queda sólo en eso porque, también, tendrá que indemnizar a
la víctima con la nada despreciable cantidad de 6591€. Una
agradable sentencia que debiera servir de modelo para el
futuro, no sólo en Salamanca, sino también, por ejemplo en
Ceuta.
Se nos dice que esta sentencia ha podido darse en estos
términos gracias al cambio de consideración de este tipo de
agresiones a los trabajadores de la sanidad, que hasta ahora
se consideraban como falta únicamente.
Particularmente desconozco al condenado y tampoco conozco a
la enfermera que fue agredida, pero me llena de satisfacción
que en un trabajo tan complicado y de tanta responsabilidad,
por fin, los que lo llevan a cabo estén respaldados por una
seguridad que cada día, parecía menor.
En muchas ocasiones ya hemos comentado que en este país en
el que vivimos, parece que todo el mundo sabe de fútbol, de
medicina y de enseñanza.
No hay semana, yo diría que no hay día, en el que en
cualquiera de estas actividades no haya algún tipo de
trifulca, pero muy especialmente en los centros sanitarios,
y más concretamente en Urgencias, cuando el enfermo en
cuestión, o alguno de sus acompañantes creen, es su
creencia, que al enfermo no le están atendiendo como se
debiera, y eso que, de ordinario, los profesionales que
están atendiendo ponen todo el interés sin fijarse para nada
en el carné de identidad.
Y lo más lamentable es que quienes protestan, o tratan de
hacer esas reclamaciones, más por las malas que por las
buenas, ni saben nada de medicina, ni están cumpliendo,
tampoco, con las normas que rigen en el centro ese al que
han ido.
En Ceuta, está claro, esto sucede más veces de las que
fueran necesarias. Por eso me alegra esta sentencia que
debiera extenderse en el futuro a proteger, antes que nada,
a quienes están salvando muchas vidas cada día.
Veo en el diario salmantino La Gaceta, del miércoles 29 de
julio, que la enfermera agredida dice:” Todos los días se
producen casos de agresiones, aunque sólo se denuncia 1 de
cada 100”, y si no se han denunciado más casos, al menos en
Salamanca, era porque, hasta ahora, las sentencias tan
benignas no compensaban las molestias del proceso.
¿Qué podrán decir, a partir de ahora, también, en algunos de
los centros sanitarios de Ceuta? Cuando menos, verán que
empiezan a tener cubiertas las espaldas un poco más cada día
y muy especialmente cuando “ el endurecimiento de las penas
se ha extendido a las agresiones verbales”.
Según el periódico salmantino que hemos citado, el pasado
año hubo un ataque a un celador, por parte de un paciente,
mientras que una enfermera de Urgencias Pediátricas sufrió
un ataque por parte de un familiar de un niño. Lamentable.
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