Por increíble que parezca, esta
ciudad dispone de unos conceptos satíricos y difíciles de
comprender por quienes han vivido en otras Comunidades largo
tiempo y saben de qué van las cosas.
Conceptos satíricos, no. Mejor dicho conceptos cínicos y
susceptibles de ser archivados para su utilización en el
lugar y momento oportunos. Archivados no, colocados en el
tablón de anuncios para que estén permanentemente a la
vista.
Todo lo anterior se refiere a la negativa postura de los
responsables de la Ciudad sobre la prevención de incendios,
restringiendo, cancelando y/o no renovando los contratos de
guar-das y/o trabajadores forestales,
Entre las exclamaciones por el cambio climático, las
propuestas de una ecología mejor, la lucha contra la
contaminación… tiene que ser precisamente en la entrada del
mes de agosto cuando no contratan a quienes se juega, a
veces, la vida por mantener la seguridad de nuestros bosques
y montes.
No basta con un simple retén de bomberos, apostados como
cazadores entre las matas, para vigilar un espacio, que por
su orografía, resulta más que complicado controlar.
La labor de los guardas y trabajadores forestales es
imprescindible para la seguridad lo-cal. Distribuidos
correctamente por diversos puntos de toda la geografía
forestal ceutí, pue-den evitar cualquier conato de terribles
consecuencias incendiarias.
Que no tengan dinero para cubrir esas plazas, muy necesarias
a todas luces y no preci-samente a las luces de los
incendios, no es pretexto suficiente convincente. SI para
limpiar la tercera jardinera de la Gran Vía emplean a tres
personas que pasan toda la jornada pu-liendo, recortando,
aguando y limpiando el polvo de esa tercera jardinera de la
Gran Vía, tie-nen dinero… ¿cómo no lo van a tener para
mantener un contingente de seguridad vital para nuestros
montes?
No creo que Sahabito Hossain, el gerente del restaurante del
Mirador Isabel II se pase todos los días con el móvil pegado
a la oreja y pendiente del humo que divise desde su
magnífica atalaya. Ya tiene bastante Sahabito con calcular y
recalcular los posibles clientes que dejen algún beneficio.
No entiendo, de verdad, la política de nuestros políticos
dirigentes. Precisamente en el mes de más riesgos de
incendios, tienen que prescindir de lo imprescindible.
Sobran policías locales, al menos desde mi punto de vista, y
por ello podrían colocarlos en atalayas idóneas para vigilar
a los posibles pirómanos, tarea que estaba destinada a los
agentes forestales ahora en el paro, en vez de mantenerlos
en la plaza de la Constitución charlando de todo menos de
los problemas cotidianos de la ciudad.
La ciudad vive de subvenciones, eso no se puede negar. El
carácter singular de nuestra ciudad así lo declara. No creo
en la inexistencia de subvenciones que cubran una parte im-portante
de la seguridad ciudadana como es la prevención de
incendios.
Cambiando de hipótesis, mala leche que tiene uno, estarán a
la espera de que comience el espectáculo especulativo de los
incendios forestales para así tener terreno abonado para
redondear la crisis de las inmobiliarias con más viviendas a
precios abusivos…, bueno, esto no deja de ser manías
oníricas de uno No hagan caso.
Bueno, gracias a que vivo frente al Parque del Mediterráneo
y en caso de incendio de enormes proporciones… ya saben
donde encontrarme: en las aguas saladas del menciona-do
Parque. Que no pase “ná”.
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