Soy ciudadano español, nacido en Ceuta, funcionario de la
administración y al corriente de mis pagos a la seguridad
social, denuncio públicamente al personal del Ingesa que
durante el tiempo que mi mujer permaneció en el Hospital,
nos dispensaron un trato vejatorio, discriminatorio,
amenazador, dictatorial y por consiguiente injusto, con el
fin de que por parte de las autoridades administrativas
correspondientes , se tomen las medidas oportunas con el
objetivo de que conductas como las que a continuación voy a
explicar no se vuelvan a cometer por el citado personal.
Por desgracia mi caso es uno entre miles, pero que por
razones de miedo al corporativismo médico, la gente no
denuncia. Lo voy a hacer por mi mujer, mi futuro hijo y por
todos aquellos que han pasado por estas vejaciones, y por
los que en el futuro espero no tengas que padecerlas. He
utilizado la palabra vejación con toda la carga semántica de
su significado, pues mi mujer y yo nos hemos sentido
maltratados física y psicológicamente, molestados,
perseguidos, perjudicados y nos han hecho padecer, durante
los días que hemos permanecido en el hospital de Ceuta.
El día 09/07/08 nos dirigimos al centro de salud de Avd/
Otero como consecuencia de que mi mujer,que se encuentra
embarazada y estando en casa, sufre derrame ocular, fuerte
cefalea, vómitos, y dolor abdominal; el doctor nos envía a
urgencias del Hospital del Ingesa para que sea sometida a
valoración urgente en obstetricia.
Nos atienden en urgencias a las 13:40 horas y el ginecólogo
después de una primera exploración, ordena el ingreso de mi
mujer en la planta sexta, habitación 604. Por orden del
doctor mi mujer es sometida durante toda la tarde a pruebas
como: análisis de orina, de sangre, toma de tensión,
ecografía y la monitorizan.
El Jueves dia 10/07/08 sobre las 11:30 horas llevan a mi
mujer al oculista y posteriormente se le hacen pruebas con
el fin de evaluar posible problema de circulación y
retención de líquido. Regresa a la habitación a las 13:00
horas y en el pasillo una A.T.S nos aborda y nos comunica
que van a trasladarla a cuarta planta; al momento viene la
supervisora de la planta para ratificar el traslado. Le
comunico que como consecuencia de que mi mujer está
embarazada de siete meses y encontrándose en situación de
embarazo de riesgo con tres informes médicos que lo
acreditan de que todavía está con pruebas para poder ser
evaluada con un diagnóstico preciso por parte del
ginecólogo; y que éste no nos ha comunicado que va a ser
trasladada: tomo la determinación de no moverme de la
planta.
Razones: las explicadas en el párrafo anterior, y sumemos a
ésta que: soy funcionario de la administración local, pago
con prontitud y orden mis impuestos y a la seguridad social,
que desde urgencias se ha mandado a mi mujer a la planta de
ginecología, es decir hay habitación libre, y por lo tanto,
tengo todos los derechos legales para no tener que abandonar
la planta, si no es por una explicación y razón del
ginecólogo que ha mandado a mi mujer a la planta de
ginecología.
Las A.T.Ss de la planta nos manifiestan que tenemos razón y
que no nos pueden obligar a abandonar la habitación.
Las razones que me dieron para el traslado fueron que había
en la cuarta planta una mujer (que no cotiza la seguridad
social, según el personal de la planta) que había dado a
luz.
En el hospital en ese momento había nueve habitaciones
ocupadas por mujeres que no cotizan a la seguridad social y
no se les ocurren otra cosa que intentar echar a mi mujer de
la planta. Al parecer la ocupación por parte de este tipo de
mujeres es normal y oficial toda vez que las habitaciones
que ocupan se les denominan “HABITACIONES PRIVADAS
COMPLETAS”.
Cuando le digo a la supervisora y a la A.T.S que no me voy,
me recriminan mi actitud, diciéndome que cuando mi mujer dé
a luz, querré que tenga una habitación, a lo que respondí
que por supuesto, toda vez que soy nacido en Ceuta, que
cotizo a la seguridad social y que por lo tanto tengo más
derecho a tener una habitación en el Hospital del Ingesa,
que aquellas personas que proceden del pais vecino, de una
forma oficial o privada, vienen al hospital a tener a sus
hijos. Por supuesto que entiendo que se atienda a quien lo
necesite, pero me parece injusto que teniendo una habitación
y una cama dada desde la aplicación estricta del reglamento
del hospital, se dé prioridad a una mujer que está en la
cuarta planta, por capricho particular de dicha doctora que
luego veremos.
Mi mujer sigue en planta y se la somenten a control por
monitores para saber si hay contracciones. Sobre las 18:00
horas llega a la habitación la doctora Karima y una A.T.S,
nos dicen que salgamos de la habitación. Pensamos que iba a
reconocer a mi mujer, pero cuál fue mi asombro que la citada
doctora intenta coaccionar a mi mujer para que abandone la
habitación. Cuando me doy cuenta del asunto entro y le digo
que la deje en paz y que no nos vamos y ésta ante el asombro
de todos nos amenaza diciendo que si no dejamos la
habitación llamaría a la policía.
Como consecuencia de esta tensa situación mi mujer sufre un
ataque de ansiedad, llorando y en un estado de nerviosismo y
tensión provocado por la actitud amenazante y provocativa de
la doctora Karima .
Le digo que la situación en la que se encuentra mi mujer no
es buena por su estado de embarazo y la doctora gesticuló
con la mano a modo de quitarle importancia al asunto.
El viernes 11/07/08 por la mañana temprano le hacen una
analítica completa. Sobre las 10:30 horas viene a reconocer
a mi mujer una neuróloga, la cuál después de hablar con ella
dice que pedirá una resonancia magnética craneal urgente. La
urgencia me comentan, lo hace para que según los resultados
y la valoración posterior del ginecólogo, pueda si se
aconseja, darle el alta en esa mañana.
Pasan las horas, el ginecólogo pasa consulta en la planta
(menos a mi mujer), le comento que si le va a dar el alta y
me contesta que cómo no tiene el expediente de ella por
tenerlo la neuróloga y falta la prueba ,no puede tomar una
decisión.
Son las 13:00 horas y pregunto porqué no se le hace la
resonancia magnética craneal que prescribió la neuróloga; la
A.T.S me contesta que en la planta no consta que se le tenga
que hacer a mi mujer la resonancia magnética craneal.
A las 16:00 horas no se le hace la resonancia, porque nadie
sabe nada.
Por iniciativa propia llamo a la Clínica Radiológica de
Ceuta para preguntar ,me confirman que no hay ninguna
petición de resonancia a nombre de mi mujer, y que si a esa
hora no había llegado nada tendríamos que esperar hasta el
lunes o el martes que lo tramiten desde el hospital ( mandar
un fax se tarda menos de un minuto ).
Dada la situación: Viernes tardes; prueba sin hacer, al
parecer por mala gestión desde el hospital pues la neuróloga
bien claro me dijo que pediría una resonancia magnética
craneal urgente; y con la perspectiva de pasar todo el fin
de semana con mi mujer con una situación de malestar grave
más la ansiedad y el nerviosismo producido por la doctora
Karima, voy a ver al doctor jefe de la guardia para que me
solucione el problema; me pide cinco minutos para
informarse. Me manifiesta que no hay petición urgente en el
informe y que la oficina de evacuaciones ya está cerrada,
por lo que hasta el lunes no se puede hacer nada. Él me dá
la opción de pedir el alta voluntaria, pues durante el fin
de semana a mi mujer no le van a hacer nada.
Conclusiones:
Mi mujer entra por urgencias en un estado bastante
lamentable y con riesgo para el niño.
Nos tratan de un modo discriminatorio, curiosamente en una
ciudad española por parte de la doctora Karima que nos
coacciona, amenaza, pone la salud de mi mujer en peligro, a
favor curiosamente de mujeres que no cotizan la seguridad
social, las cuales parece ser disfrutan de trato de favor
por encima de los ciudadanos de Ceuta (cristianos o
musulmanes).
Se dejó de hacer una prueba importante para el mejor
diagnóstico de mi mujer negando que la neuróloga pidiera una
resonancia magnética craneal urgente.
Mi mujer entró mal y salió peor.
Pero también me gustaría decir que no todo el trato recibido
por el personal del Ingesa fue el mismo. Afortunadamente hay
personas que sienten su profesión, profesionales con
vocación que nos brindaron un trato correcto y amable,
cumpliendo con su obligación a los que le estamos
agradecido.
Hemos tenido que hacer todas las pruebas por el seguro
privado y hemos decidido tener a nuestro hijo en un hospital
privado.Espero que por parte de quien corresponda se tomen
las medidas oportunas para que casos como el mío no vuelva a
suceder en esta ciudad que tan mal trata a sus hijos.
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