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Que el Puerto de Ceuta es una
infraestructura maginficamente ubicada desde el punto de
vista estratégico es algún de común conocimiento para los
distintos operadores de los distintos tráficos portuarios.
Precisamente por ello, además, la Autoridad Portuaria no
sólo ha consolidado y se ha posicionado mejor, sino que
avanza hacia metas de estadísticas históricas. Se ha
incrementado el tráfico de pasajeros y el de vehículos; se
ha ampliado el número de escalas de buque más allá de los
ferries que habitualmente realizan sus rotaciones en la
línea de cabotaje entre Ceuta y Algeciras. Es cierto que en
estos momentos la ciudad ha perdido provisionistas porque en
este determinado segmento económico el negocio ha avanzado
con los tiempos. El comportamiento mundial ha variado en
cuanto a la dinámica y mecánica del movimiento marítimo. Los
barcos quedan perfectamente avituallados tanto en
procedencia como en los destinos. Hoy en día, por razones de
costo [desde el punto de vista de los armadores] los barcos
‘tocan’ mucho menos puertos y durante menos tiempo dado que
interesa que el buque realice el mayor número de rotaciones
posible entre los puertos de procedencia y destino.
Sin embargo analizar alternativas que incidan en un
beneficio en la economía de la ciudad siempre debe ser
bienvenidas. Sobre todo cuando la especial integración y
simbiosis entre este puerto y la ciudad es un ejemplo de
buena práctica para todas las localidades que crecieron en
torno a la actividad portuaria. Desafectar el Muelle Dato y
lograr en ese lugar espacios residenciales o comerciales con
los que desahogar las demandas de una ciudad que crece, debe
ser un principio acorde con las necesidades del puerto que,
precisamente por su apertura a la urbe, ha permitido que esa
zona sea una de las principales vías de comunicación de
Ceuta o, al menos, una se sus principales alternativas en la
conexión entre el centro y el exterior de la ciudad.
Planteamientos los hay, ideas las habrá y las soluciones
vendrán a mejorar la potencialidad tanto de Ceuta como del
puerto.
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OPINIÓN / EDITORIAL
