No ha sido solo un cambio de
imagen. El nuevo secretario general del Partido de la
Justicia y el Desarrollo (PJD), Abdelilah Benkirán, se ha
lanzado de lleno a imprimir un nuevo rumbo en la formación
de los islamistas parlamentarios, señalando explícitamente
que el PJD estaría presto a participar en el Gobierno “si el
interés del país y el partido lo exige”, palabras que habrán
puesto el vello de punta a los “tractoristas”. Además y en
un alarde de pragmatismo, un eufórico Benkirán guiñó el ojo
a derecha (Istiqlal, RNI…) e izquierda (USFP, al menos el
ala de Laghar) advirtiendo su disposición, no exenta de un
ribete de demagogia, a entablar alianzas con aquellas
formaciones políticas que “defienden los intereses del
pueblo”. A los “harakíes” no les va a quedar más remedio que
ir posicionándose…
En el plano interno, un Benkirán suelto y sobrado de
legitimidad “islamista” ha lanzado un órdago de profundo
calado, anunciando a los cuatro vientos su salida del MUR
(“Movimiento Unicidad y Reforma”, la base dura del PJD y que
conforma su columna vertebral), dando razón a las dudas
implícitas de Boulif al conocer los resultados de la
votación (el diputado y economista tangerino hubiera
preferido un tercer candidato) y poniendo en guardia a
Mustafá Ramid, a quien este movimiento de Benkirán le dará
mucho que pensar. Según pasan los días se confirman dos
datos: primero, la gran capacidad de maniobra de Benkirán,
quien va a jugar a fondo de aquí a septiembre de 2009; en
segundo lugar la profundidad de la “opción Benkirán”, que
rebasa con mucho un mero cambio de cara. Podríamos inferir
que, con El Othmani, el PJD guardaba un equilibrio inestable
que no acababa de convencer en los aledaños del poder, pues
en los últimos tiempos habrían podido ir tomando posiciones
unas bases radicalizadas cuyos expectativas serían, harto
diferentes, a la de los líderes más moderados de esta
formación islamista: El Othmani y Lahcen Daoudi, entre
otros. Una muestra de “radicalismo” sería la nominación para
el Consejo Nacional, con un amplio apoyo, de Maâ El Ainine
El Abdla, el político saharaui del PJD acusado de terrorismo
en el affaire “Belliraj” (consulte el lector la hemeroteca);
si bien obviamente la presunción de inocencia está ahí, no
se sabe donde puede acabar la instrucción y su elección, en
el pasado congreso de Rabat, puede interpretarse al menos
como una sonada imprudencia. También se veía con
preocupación, en la cúpula del poder, la participación de
Ramid (al frente del grupo parlamentario del PJD) en el
“pool” de abogados que defienden a los seis políticos
implicados en el oscuro “affaire” Belliraj. Signos todos que
habrían aconsejado, desde las altas instancias del país,
propiciar un golpe de timón en la nave del PJD. ¿Y quién con
mayores credenciales y de más confianza que el populista
Abdelilah Benkirán…?
Hombre apasionado, de verbo fácil, rigorista pero pragmático
y fiel sin duda a la figura de Emir Al Moumenín, Benkirán
parece estar desbrozando el camino para, a corto plazo,
implicar al PJD en las tareas de gobierno, acotando
definitivamente por otro lado posibles veleidades
extremistas en el seno del partido de la lámpara. Habrá que
esperar a ver como reaccionan, ante los ineludibles cambios
en marcha, ciertas bases islamistas radicalizadas que han
podido encontrar acomodo en el seno del islamismo moderado
marroquí.
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