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OPINIÓN - MARTES, 29 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los cien días
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fue recién comenzado mayo que el delegado del Gobierno tomó posesión de su cargo. Con lo cual todavía no han transcurrido los cien días que los ciudadanos les suelen conceder a políticos y altos cargos que acceden a su nuevo puesto de trabajo para poder juzgarles.

Por lo que José Fernández Chacón sigue beneficiándose de ese tiempo de tregua, otorgado graciosamente por la ciudadanía, y que en cuanto caduque seguro que habrá más de uno que no dude en recordarle al de Utrera actuaciones con las que está en desacuerdo. Con lo cual se le habrá acabado ese tiempo de placidez que está viviendo.

El delegado del Gobierno cumplirá los cien días de mandato durante las Fiestas Patronales. Fechas donde las gentes recurren al vino y a la diversión como los mejores antídotos contra la tristeza y los problemas. Y no suelen estar para nada más. Así, y si ningún imprevisto altera el transcurrir de un agosto brumoso y caluroso que aletargan los sentidos, Fernández Chacón disfrutará asimismo de un tiempo añadido de calma y sosiego en una ciudad pequeña, pero con problemas de urbe grande.

En vista de que será en septiembre cuando el delegado del Gobierno esté siempre en el punto de mira de los francotiradores y se dé cuenta de que le ha llegado la hora de sentirse tratado como a un virrey no deseado, convendría recordar cómo se ha desenvuelto hasta el momento, sin esas exigencias que a buen seguro lo pondrán a prueba. Por más que se haya curtido en tierras melillenses.

En principio, parece que Fernández Chacón ha decidido, en época de calma y serenidad, mostrar que es importante saber qué hacer, pero también la forma de hacerlo. Lo cual es necesario en todos los órdenes de la vida, y mucho más en política. Y, sobre todo, cuando es verdad que mucha gente desconoce las competencias y funciones que corresponden a la Delegación del Gobierno. Las cuales son, obviamente, las establecidas por leyes.

El delegado del Gobierno puede controlarlo todo desde su despacho, sin duda; pues es el hombre mejor informado de la ciudad. Si bien está necesitado de salir a la calle: máxime en una tierra donde el contacto con la gente es primordial. Y vengo observando que, desde su llegada, el delegado no ha dejado de participar en todos los acontecimientos y se ha dejado ver en muchos actos sociales. Ha tenido a bien mezclarse entre la gente. Y se le ha visto rendir visitas incluso al tanatorio. Como si llevara ya aquí una eternidad. Con lo que eso significa para los familiares de los fallecidos. Y, sobre todo, evidencia su deseo de estar con la sociedad en general.

Tampoco se me ha pasado por alto lo bien que ha enfocado lo de las competencias compartidas. Esperemos que siga en esa postura de no hacer distinciones cuando deba acudir en auxilio del Gobierno local, en asuntos beneficiosos para los ciudadanos. Y sólo me queda decir que, a pesar de haber cimentado tan bien su presencia en tan pocos días, mal haría Fernández Chacón si se durmiera en los laureles. Porque los hay entrenándose para llegado septiembre, más que cumplidos los cien días de cortesía, entrarle a degüello. Y repetirle hasta la saciedad, llegado el caso, que no deja de ser un don nadie que atenta contra los intereses de Ceuta.
 

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