Fue recién comenzado mayo que el
delegado del Gobierno tomó posesión de su cargo. Con lo cual
todavía no han transcurrido los cien días que los ciudadanos
les suelen conceder a políticos y altos cargos que acceden a
su nuevo puesto de trabajo para poder juzgarles.
Por lo que José Fernández Chacón sigue beneficiándose
de ese tiempo de tregua, otorgado graciosamente por la
ciudadanía, y que en cuanto caduque seguro que habrá más de
uno que no dude en recordarle al de Utrera actuaciones con
las que está en desacuerdo. Con lo cual se le habrá acabado
ese tiempo de placidez que está viviendo.
El delegado del Gobierno cumplirá los cien días de mandato
durante las Fiestas Patronales. Fechas donde las gentes
recurren al vino y a la diversión como los mejores antídotos
contra la tristeza y los problemas. Y no suelen estar para
nada más. Así, y si ningún imprevisto altera el transcurrir
de un agosto brumoso y caluroso que aletargan los sentidos,
Fernández Chacón disfrutará asimismo de un tiempo añadido de
calma y sosiego en una ciudad pequeña, pero con problemas de
urbe grande.
En vista de que será en septiembre cuando el delegado del
Gobierno esté siempre en el punto de mira de los
francotiradores y se dé cuenta de que le ha llegado la hora
de sentirse tratado como a un virrey no deseado, convendría
recordar cómo se ha desenvuelto hasta el momento, sin esas
exigencias que a buen seguro lo pondrán a prueba. Por más
que se haya curtido en tierras melillenses.
En principio, parece que Fernández Chacón ha decidido, en
época de calma y serenidad, mostrar que es importante saber
qué hacer, pero también la forma de hacerlo. Lo cual es
necesario en todos los órdenes de la vida, y mucho más en
política. Y, sobre todo, cuando es verdad que mucha gente
desconoce las competencias y funciones que corresponden a la
Delegación del Gobierno. Las cuales son, obviamente, las
establecidas por leyes.
El delegado del Gobierno puede controlarlo todo desde su
despacho, sin duda; pues es el hombre mejor informado de la
ciudad. Si bien está necesitado de salir a la calle: máxime
en una tierra donde el contacto con la gente es primordial.
Y vengo observando que, desde su llegada, el delegado no ha
dejado de participar en todos los acontecimientos y se ha
dejado ver en muchos actos sociales. Ha tenido a bien
mezclarse entre la gente. Y se le ha visto rendir visitas
incluso al tanatorio. Como si llevara ya aquí una eternidad.
Con lo que eso significa para los familiares de los
fallecidos. Y, sobre todo, evidencia su deseo de estar con
la sociedad en general.
Tampoco se me ha pasado por alto lo bien que ha enfocado lo
de las competencias compartidas. Esperemos que siga en esa
postura de no hacer distinciones cuando deba acudir en
auxilio del Gobierno local, en asuntos beneficiosos para los
ciudadanos. Y sólo me queda decir que, a pesar de haber
cimentado tan bien su presencia en tan pocos días, mal haría
Fernández Chacón si se durmiera en los laureles. Porque los
hay entrenándose para llegado septiembre, más que cumplidos
los cien días de cortesía, entrarle a degüello. Y repetirle
hasta la saciedad, llegado el caso, que no deja de ser un
don nadie que atenta contra los intereses de Ceuta.
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