Las cosas no son lo que parecen, sino que parecen lo que
son. Y si el viernes 20 de junio un comunicado procedente de
la AD Ceuta aseguraba que Benigno Sánchez y la entidad
caballa habían ´terminado de cerrar´ el acuerdo de
renovación, ayer domingo 27 de julio el técnico lorquino
afirmaba en las páginas de La Verdad de Murcia que todavía
no está rubricado el nuevo contrato. Según sostenía en la
entrevista concedida al rotativo, la renovación “no la tengo
firmada”, arrojando una realidad que podría hacer peligrar
su continuidad en el banquillo del Alfonso Murube en caso de
atender alguna oferta atractiva que confesaba es “cierto”
que las ha tenido. Sin embargo para él “la palabra es tan
seria como un contrato” y “yo he dado una palabra y eso,
para mí, es sagrado”. Dando por zanjado el interés de
posibles clubes con un “estoy muy agradecido a quienes me
ofrecieron trabajo”,
En dicha entrevista y preguntado por cuál ha sido su mayor
éxito en los banquillos tras quince años de profesión, opina
que “lo más importante fue clasificar al Ceuta” para
disputar el playoff de ascenso a Segunda División ´A´.
Recordando que la pasada campaña “llegué faltando quince
jornadas”, cuando el equipo “estaba el octavo, a cuatro
puntos de la clasificación”, para quedarse a “un sólo gol
para ascender a Segunda”. Una exposición tras la que se
resta méritos al asegurar que “yo soy de los que piensan que
el verdadero protagonista es el futbolista”. Al que hay que
darle su cuota de ´pantalla´, teniendo en cuenta que “el
futbolista es el ser más egocéntrico que existe. Lo pones
treinta y siete partidos, lo quitas en el último y habla mal
de ti”.
Y es que, a la hora de hablar de entrenadores, para Benigno
Sánchez hay “una frase que yo suscribo y es que, de cada
diez entrenadores, siete hacen el equipo peor de lo que
realmente es, dos le sacan el jugo que realmente tiene y
sólo uno lo mejora”. Planteamiento ante el que comenta que
“yo aspiro, como mínimo, a sacarle al equipo lo que tiene”.
Para lo que considera “muy importante saber comunicar, tener
una buena sintonía con el grupo, y una capacidad de
liderazgo que no aplaste al jugador, y la humildad de saber
que el segundo plano es el del entrenador”. Algo que, a
medida que pasa el tiempo, sirve para que los jugadores
sepan “quién es el entrenador bueno y cuál es el malo. Quién
tiene criterio, quién se mueve a base sólo de resultados,
quien tiene conceptos y metodología”.
Calificándose como “un estudioso del fútbol, intento
entender las formas de los entrenadores, tanto en Primera
como en Segunda División, además de los de mi categoría, que
son a los que me enfrento. Yo trato de sacar lo que me gusta
de cada uno y ver lo que no me gusta. Todo eso me va
enriqueciendo”. Eso para quedarse con “la facilidad de
comunicación y diálogo de Quique Flores o Valdano, la
capacidad de liderazgo de Javier Clemente, la humildad de
Rijkaard...”, esto último porque “los entrenadores tendemos
a endiosarnos”.
Un análisis tras el que dice ser “metódico”, creer en “la
estrategia, en el orden”. Porque “en fútbol no me gusta
improvisar. Los goles de estrategia siempre son evitables”.
Considerando que “el entrenador debe serlo las 24 horas del
día”. Ya que debe “estudiar, estar al día, aprender
constantemente”. Porque “nadie se mantiene sólo a base de
suerte”.
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“Quiero entrenar en Primera y entrenaré en Primera”
Benigno Sánchez colgó las botas
cuando apenas tenía 24 años para sentarse en el banquillo.
El motivo, “porque descubrí que mis facultades como
futbolista eran limitadas y entendí que estaba mejor dotado
para ser entrenador. Así que comencé muy pronto”. Eso para
llevar hasta siete años en Segunda B “lo que, en mi opinión,
no es nada sencillo”. Llevando a sus 38 años casi tres
lustros dirigiendo equipos.
Una carrera de obstáculos en la que ha situado la meta en el
escalón más alto, mostrándose plenamente convencido de que
“yo entrenaré en Primera División. Sé que lo haré porque
nací para esto, para entrenar”, apunta al respecto.
Preguntado por alguna prioridad, por algún banquillo que sea
más de su agrado contesta que
“No. No tengo preferencia”. Lo que tiene claro es que
“quiero entrenar en Primera División y entrenaré en Primera
División”, afirma con contundencia.
No hace mucho, cuando estuvo en el Alcoyano, ya se codeó con
la élite del fútbol español al superar hasta cinco
eliminatorias de Copa del Rey, dejando en la cuneta a dos
equipos de Segunda División y al Real Mallorca, de Primera.
“Al final, caímos contra el Atlético de Madrid”, comenta.
Pero aquel no fue su mayor logro, al entender que el mayor
éxito estuvo en el Ceuta porque “nos ha faltado un solo gol
para ascender a Segunda”.
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