Estamos viviendo en una ciudad
norteafricana perteneciente a España y que tiene su propio
clima bastante diferenciado con respecto a otros lugares de
la península.
Hoy por hoy no veo, de verdad, hasta donde nos afecta el tan
cacareado cambio climático. Recuerdo el clima de hace
cuarenta años. El de ahora es exactamente igual.
El Levante sigue llamándose así, lo mismo que su “rival” el
Poniente. Las aguas que rodean la ciudad siguen igual que
entonces, con sus mareas, marejadillas, marejadas, mares
gruesas y demás.
Nadie puede rebatirme eso. Simplemente porque está ahí.
A pesar de ello opino que el llamado cambio climático
podemos y debemos evitarlo ya que tenemos el suficiente
conocimiento y casi toda la tecnología para reducir la
emisión de gases y el calificado como efecto invernadero.
Los expertos no paran de presentar propuestas que
aplicándolas podrían evitar el cambio climático. Pero
tenemos que empezar a implementarlos ya para combatir el
cambio climático. Esos gases se pueden reducir hasta en
26.000 millones de toneladas para 2030.
Es más que suficiente para limitar el aumento en las
temperaturas que se esperan en el planeta de 2º a 3º
centígrados, según cálculos de los expertos en el tema.
Los esfuerzos que hagamos para mitigar estas emisiones en
las próximas dos o tres décadas determinarán el aumento de
la temperatura global a largo plazo.
Pero sólo lo lograremos si los países están dispuestos para
pagar los costos adicionales para transformar todo, desde
las redes de abastecimiento de energía, hasta agricultura y
desechos.
Debemos y tenemos que estabilizar los gases contaminantes a
los niveles que consideramos máximos para evitar un cambio
climático catastrófico, ello implica un gasto financiero
bastante alto.
Se debe proponer una serie de planes -algunos
controvertidos- de distintas tecnologías que pueden
aplicarse a distintas regiones, pero la clave es la
eficiencia energética.
Sabemos también que todavía debemos solucionar varios
problemas relacionados con algunas tecnologías, incluso su
supresión, como la energía nuclear.
Los expertos creen que una solución podría ser la
combinación de prácticas existentes, como la eficiencia
energética y la energía renovable de parques eólicos y
marinos. Pero una de las soluciones que podrían ser la más
costo-efectiva será proteger a los bosques del mundo.
La tierra, los árboles y la vegetación son una fuente
importante de almacenamiento de carbono y por ello,
necesitamos mejorar la administración de tierras y bosques
ya que es una de las formas más fáciles y baratas de reducir
emisiones. El 65% de la reducción potencial de carbono
podría llevarse a cabo en los bosques tropicales.
La mejor forma de lograrlo, afirman los expertos, es una
combinación de la reforestación, evitar la deforestación y
promover la agro-silvicultura -el cultivo simultáneo de
árboles y cosechas alimentarias-.
Demasiado a menudo imaginamos que tanto la lucha contra el
cambio climático como reducir las emisiones tóxicas con
efecto invernadero es algo que nos supera.
El cambio climático no es más que una respuesta de la
biosfera al ser ésta incapaz de hacer frente a la actividad
insostenible de la civilización humana en estos últimos 150
años. Por eso, la lucha contra el cambio climático requiere
recuperar la cordura. La razón que nos permite ser seres
racionales.
Es en nuestro ingenio y en la curiosidad donde subyace una
parte del problema en el que nos encontramos como especie.
Pero también es cierto que en la creatividad podemos hallar
la fortaleza que precisamos.
Ha llegado la hora de recuperar la cordura creativa para
hacer posible que las futuras generaciones puedan seguir
disfrutando de la calidad de vida en este planeta.
Dónde estamos y cómo nos refrescamos: en las regiones de
clima mediterráneo, con veranos secos y cálidos, y con
previsiones al alza desde las alteraciones del cambio
climático acelerado, las necesidades de ingerir el líquido
elemento, el agua, a la temperatura más agradable lleva a
que la refrigeremos empleando la tecnología de frío común,
neveras y frigoríficos. Como toda la tecnología
electrodoméstica es de servicio continuo, el consumo de
energía es constante.
Bebamos en botijo. El futuro cercano nos lo agradecerá.
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