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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Pulso verde
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Estamos viviendo en una ciudad norteafricana perteneciente a España y que tiene su propio clima bastante diferenciado con respecto a otros lugares de la península.

Hoy por hoy no veo, de verdad, hasta donde nos afecta el tan cacareado cambio climático. Recuerdo el clima de hace cuarenta años. El de ahora es exactamente igual.

El Levante sigue llamándose así, lo mismo que su “rival” el Poniente. Las aguas que rodean la ciudad siguen igual que entonces, con sus mareas, marejadillas, marejadas, mares gruesas y demás.

Nadie puede rebatirme eso. Simplemente porque está ahí.

A pesar de ello opino que el llamado cambio climático podemos y debemos evitarlo ya que tenemos el suficiente conocimiento y casi toda la tecnología para reducir la emisión de gases y el calificado como efecto invernadero. Los expertos no paran de presentar propuestas que aplicándolas podrían evitar el cambio climático. Pero tenemos que empezar a implementarlos ya para combatir el cambio climático. Esos gases se pueden reducir hasta en 26.000 millones de toneladas para 2030.

Es más que suficiente para limitar el aumento en las temperaturas que se esperan en el planeta de 2º a 3º centígrados, según cálculos de los expertos en el tema.

Los esfuerzos que hagamos para mitigar estas emisiones en las próximas dos o tres décadas determinarán el aumento de la temperatura global a largo plazo.

Pero sólo lo lograremos si los países están dispuestos para pagar los costos adicionales para transformar todo, desde las redes de abastecimiento de energía, hasta agricultura y desechos.

Debemos y tenemos que estabilizar los gases contaminantes a los niveles que consideramos máximos para evitar un cambio climático catastrófico, ello implica un gasto financiero bastante alto.

Se debe proponer una serie de planes -algunos controvertidos- de distintas tecnologías que pueden aplicarse a distintas regiones, pero la clave es la eficiencia energética.

Sabemos también que todavía debemos solucionar varios problemas relacionados con algunas tecnologías, incluso su supresión, como la energía nuclear.

Los expertos creen que una solución podría ser la combinación de prácticas existentes, como la eficiencia energética y la energía renovable de parques eólicos y marinos. Pero una de las soluciones que podrían ser la más costo-efectiva será proteger a los bosques del mundo.

La tierra, los árboles y la vegetación son una fuente importante de almacenamiento de carbono y por ello, necesitamos mejorar la administración de tierras y bosques ya que es una de las formas más fáciles y baratas de reducir emisiones. El 65% de la reducción potencial de carbono podría llevarse a cabo en los bosques tropicales.

La mejor forma de lograrlo, afirman los expertos, es una combinación de la reforestación, evitar la deforestación y promover la agro-silvicultura -el cultivo simultáneo de árboles y cosechas alimentarias-.

Demasiado a menudo imaginamos que tanto la lucha contra el cambio climático como reducir las emisiones tóxicas con efecto invernadero es algo que nos supera.

El cambio climático no es más que una respuesta de la biosfera al ser ésta incapaz de hacer frente a la actividad insostenible de la civilización humana en estos últimos 150 años. Por eso, la lucha contra el cambio climático requiere recuperar la cordura. La razón que nos permite ser seres racionales.

Es en nuestro ingenio y en la curiosidad donde subyace una parte del problema en el que nos encontramos como especie. Pero también es cierto que en la creatividad podemos hallar la fortaleza que precisamos.

Ha llegado la hora de recuperar la cordura creativa para hacer posible que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de la calidad de vida en este planeta.

Dónde estamos y cómo nos refrescamos: en las regiones de clima mediterráneo, con veranos secos y cálidos, y con previsiones al alza desde las alteraciones del cambio climático acelerado, las necesidades de ingerir el líquido elemento, el agua, a la temperatura más agradable lleva a que la refrigeremos empleando la tecnología de frío común, neveras y frigoríficos. Como toda la tecnología electrodoméstica es de servicio continuo, el consumo de energía es constante.

Bebamos en botijo. El futuro cercano nos lo agradecerá.
 

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