Los hechos: hacia la 1.30 de la
madrugada del 27 de marzo de 1996, siete monjes
cistercienses son secuestrados en su convento de Tiberhin
por una banda terrorista del GIA (Grupo Islámico Armado), en
plena guerra civil argelina. La Providencia quiere que otros
dos hermanos, Jean-Pierre y Amédée, pasen desapercibidos
logrando con ello salvar su vida. Tras dos meses confusos,
el 21 de mayo el comunicado nº 44 atribuido al GIA anuncia
el degollamiento de los religiosos. De inmediato el gobierno
argelino rechaza la información aunque, nueves días más
tarde, anuncia el descubrimiento de las cabezas de los siete
monjes…; sus cuerpos nunca fueron encontrados. Los restos
localizados, enterrados y desenterrados más de una vez,
descansaban sobre una tela satinada blanca en compañía de
siete rosas…
La masacre, además de crear una enorme conmoción en Francia,
escinde las bases del yihadismo salafista argelino: el
“emir” Zitouni es cuestionado y “Al Ansar”, el boletín del
GIA editado en Londres y que iba a publicar las
negociaciones entabladas con el Hexágono durante el
secuestro, deja de aparecer; en marzo de 2006, el padre
Veilleux reitera en París que “los familiares de los siete
monjes tienen derecho a la verdad” mientras el abogado de la
parte civil. Patrik Baudouin, denuncia la “excesiva lentitud
y la anormal opacidad” en la instrucción del caso... En
Argelia, miles de inocentes (hombres, mujeres y niños) han
sido asesinados a bordo de los autobuses en que viajaban, en
las escuelas, en el trabajo, mientras dormían en sus casas…;
aduares enteros fueron barridos. Pero sus autores… ¿han sido
siempre bandas de islamistas?. Algo huele a podrido: sobre
todo en Tiberhin. ¿Los monjes fueron de hecho asesinados por
los “hermanos de la montaña”, tal y como llamaban a los
terroristas de la yebala?. Porque en la Nochebuena del 24 de
diciembre de 1993 otra célula del GIA también había violado
la paz del monasterio, deponiendo no obstante las armas por
la exigencia de uno de los monjes exigiendo, no obstante,
tres cosas: dinero a modo de impuesto revolucionario
(rechazo categórico de la comunidad), traslado del hermano
Luc (médico) a la montaña para curar a los terroristas
heridos (los monjes se ofrecieron a hacerlo en el
monasterio) y confiscación del botiquín existente, a lo que
los religiosos se niegan por no andar sobrados de
existencias y emplearlo en ayudar a los agricultores
vecinos, “los hermanos del valle”. Se dice que otro
religioso, el dominico Pierre Claverie, quien podría estar
en posesión de algunas pistas clave sobre lo sucedido fue
asesinado junto a su conductor, un joven argelino musulmán,
al ser volado su coche con una bomba el 1 de agosto de 1996…
¿Murieron los monjes en el transcurso de un operativo con
comandos, argelinos o franceses, para liberarles…? La última
hipótesis apunta a que pudieron ser ametrallados (¿”fuego
amigo”, intencional…?) desde un helicóptero del ejercito
argelino.
Jacques Chirac, Presidente entonces de Francia y que desde
hace años suele disfrutar a menudo de su segunda residencia
en Tarudant (Marruecos), no demostró particular interés por
llegar al fondo del asunto… ¿Secreto de Estado?; ¿uno más?.
¿Tendrá ahora Sarkozy el arrojo para decidirse a tirar de la
manta?. Quizás en los dolientes cuerpos nunca hallados se
encontrase la verdad…
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