Normalmente me baño, nos bañamos,
en el Parque del Mediterráneo más que nada por la comodidad
de tenerlo frente a casa y la ausencia de la, a veces
molesta, arena que en Ceuta es bastante distinta a la de
muchas playas peninsulares. Para variar, de vez en cuando
nos acercamos a la playa del Chorrillo o de la Ribera porque
a mi hijo pequeño le gusta tremendamente “ensuciarse” con la
oscura arena caballa.
En Ceuta no hay serpientes de verano, hay medusas. A
montones. Medusas descaradas y de tendencias bisexuales, lo
mismo soba a un hombre que a una mujer, y que dejan un
recuerdo picante no precisamente grato.
La serpiente de verano suele ser bastante fantasiosa.
Aparece para matar la abulia que invade la prensa de todo
estilo y color. Cuando languidece la compra diaria de
diarios y revistas. Cuando los periodistas y articulistas se
vuelven vagos a causa de los estragos del calor directo en
sus cerebros y los jefes de redacción se desesperan por
cubrir las páginas de sus medios bajo la dura mirada del
editor que no quiere ni pensar en una merma de ingresos. ¿El
director?... en Babia.
Aunque he de confesar que también influye la ausencia de
lectores a causa de la estampida vacacional. Las noticias
también toman vacaciones.
¿Se imaginan Vds,, queridos lectores, lo que es cubrir las
páginas de un diario a todas horas del día y buena parte de
la noche por no hablar de la madrugada?
A causa de todo, y más, lo que expongo, es necesario
disponer de buenas serpientes de verano que hibernan el
resto de las estaciones con el único objeto de mantener viva
la llama del periodismo.
La serpiente del verano actual ha traído varias noticias.
Una es la de un escritor, periodista o lo que sea, con
pasaporte portugués y un libro en el que relata el asunto de
la niña inglesa secuestrada y desaparecida de tal manera que
pone los pelos de punta. Y no precisamente por el frío del
congelador.
Otra de las noticias es la declaración de uno de los
astronautas del Apolo 14, Edgar Mitchell. Sí, ese que dio un
paseo por la superficie lunar durante nueve horas y
diecisiete minutos, con lo que sigue manteniendo el récord
aún no superado por nadie. Afirma que ha contactado con
alienígenas y que su gobierno lo ha ocultado durante 60
años. El sexto hombre que puso sus pies en la Luna sigue
empeñado en su tesis de que los extraterrestres llevan
décadas visitando nuestra sandía.
El único alienígena que me he encontrado en Ceuta es uno que
anda disfrazado de apestoso mendigo que sólo molesta a la
gente, espatarrada en las terrazas de la Gran Vía,
pidiéndoles cigarrillos. Este alienígena tiene una mirada
harto extraña. Suele ir despeinado y sin afeitar
regularmente y aunque no dispone de una segunda boca dentro
de su ídem, da un poco de miedo escénico. Tiene un tic
característico que lo delata como extraterrestre: mueve los
hombros de una manera que le asemeja a los títeres movidos
por hilos invisibles. No es malo, ni se mete con nadie.
Hasta ahora no ha asesinado ni abducido a nadie.
Como vengo observando cada vez que me lo encuentro su manera
de ser, mucho me sorprende no haberlo visto nunca comiendo.
Siempre fumando.
Aunque el astronauta Mitchell afirme que los extraterrestres
son pequeña gente que le parece extraña, a mi me parece que
no es tan pequeña. Un poco bajito si lo es, el alien de
Ceuta, y bastante huraño cuando alguien le ofrece comida.
Lo único que me asquea, aparte del tufo que despide, son las
uñas de sus manos (de los pies no las he visto aún ni quiero
imaginarlo). Unas uñas que suele dejarse crecer hasta más de
un centímetro. Uñas que almacenan en su interior tanta
porquería que las muestra negras. Negrísimas. De vez en
cuando me sorprende verlas recortadas.
Mi serpiente de verano es esa que me hace pensar sobre la
estación espacial a la que tantos viajes hacen los
americanos. ¿No será un modo de desviar la atención mundial
mientras colonizan la Luna? ¿A cuento de qué van montando
una estación espacial pudiendo hacerlo sobre la superficie
de la Luna que es más estable? ¿Por qué no hacen más viajes
a la Luna?... porque creo que todo fue un camelo. Nunca
pisaron la Luna. Los estudios hollywoodenses obran milagros
escénicos tan perfectos que hasta consiguen hacerlo creer al
mismísimo Papa. ¿No?, entonces que me digan porqué se
enfurruñó el Papa con la afirmación de la existencia de la
tumba de Jesús.
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