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OPINIÓN - VIERNES, 25 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Llegó el calor
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

A lo largo de los diez o doce últimos meses hemos venido oyendo, cada vez con más frecuencia, esa cantinela del cambio climático, de la subida de los mares, de la ruptura de los hielos milenarios del Ártico y de la Antártida, y poco menos que se nos quería hacer ver que en pocas semanas todo iba a cambiar drásticamente.

Afortunadamente nada de eso ha pasado y en nuestras tierras se mantienen las temperaturas que había hace 20 años, dependiendo de los años, es cierto, pero sin una drástica alternancia.

Es más, cuando se hablaba de que las aguas se iban retirando un poco más cada año, nos hemos encontrado con que la primavera pasada, y especialmente el final de abril y el mes de mayo han sido más lluviosos que nunca, y cuando se decía que las temperaturas subirían bastante, una media de 2 0 3 grados más, nos hemos encontrado con un mes de junio normal, más bien con temperaturas más bajas que hace uno o dos años, y una primera quincena de julio sin ningún tipo de calor, con lo que a más de uno, en mi tierra castellana, especialmente entre aquellos que están constantemente en el campo, le he oído decir:” este año el verano se nos está marchando sin que llegue el calor”.

Al final, no podía ser de otra forma, el calor ha llegado, y de qué manera. Bueno, como es habitual en estas fechas, especialmente en tierras andaluzas, extremeñas o en la mismísima Castilla La Mancha, sin ir más lejos.

Tardó en llegar el calor, pero en la semana del Carmen, y de esto se sabe bastante en la terminología popular, llegó de verdad esa temperatura que va a tono con la época de la siega y de la recolección de las mieses en tierras castellanas.

¿Significa esto que todo está igual?. No queremos contradecir a los científicos, que por algo lo son y saben más que los que somos simples profanos en la materia, pero lo que no hemos creído y vamos a seguir sin creer es que en cuatro años vamos a pasar de la estructura actual a una totalmente distinta en el planeta.

En repetidas ocasiones, en nuestras clases, hemos hablado de ciertas corrientes migratorias, 20 o 30 siglos antes de nuestra era y las hemos achacado a un período de glaciaciones en el centro, o mejor dicho el norte, de Europa. Ahora bien, nunca se nos ocurriría decir que esas glaciaciones se dieron en un invierno o en un otoño prolongado. Siempre hablaremos de siglos y siglos, cuando menos.

Por ello, aunque ahora parece que el tiempo corre un poco más, si es que llega ese cambio, tendrán que pasar más de una y más de dos generaciones para se pueda apreciar de verdad.

Hasta tanto, al verano lo vamos a seguir llamando verano y en el hemisferio en que habitamos, el mes de enero, el de diciembre y el de febrero serán fríos como lo han venido siendo, en tanto que entre el10 de julio y el 12 de agosto hará el calor suficiente para la siega de los trigos y ninguno de los que estén en esas faenas, con cosechadoras, tractores y demás, van a pasar frío durante la recolección, como no lo pasaron, en su tiempo, cualquiera de mis antepasados cuando segaban con la hoz, que es lo que se llevaba entonces.

Y el exceso de calor, ya se sabía, hizo los estragos que eran previsibles cuando no se tuvieron las precauciones debidas. Pase el tiempo que pase, la naturaleza tiene su fuerza, el hombre, por su parte, debe seguir teniendo inteligencia, guardando y protegiendo lo que él tiene, sin imponerse a fuerzas superiores.
 

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