Hay noticias que te llegan al alma
y terminan rompiéndotela, en el supuesto caso que el alma se
pueda romper en pequeños cristalitos de colores. Se rompa o
se deje de romper, lo que es seguro que te llegan al alma y,
en la mayoría de las ocasiones, hasta maldices el haberlas
escuchado.
Estaba viendo el informativo de la tercera, cuando pusieron
las imágenes de unos ancianos en la urgencia de un hospital
madrileño. El locutor, que por cierto no era Matías Prast
que es el mejor comunicador a años luz, que hay en todos los
informativos de las distintas cadenas, ante esas imágenes
explicaba que, todos esos ancianos, como viene siendo
habitual en época veraniega, habían sido abandonados por sus
familias, mientras se iban de vacaciones, para evitar, de
esa forma, tener que cargar con ellos.
Cuando uno llega a esa edad donde, al parecer, supone un
estorbo para determinados individuos, miembros y miembras,
ver y escuchar esas noticias te encienden la sangre, dando
paso a ese mundo de las ideas, pensando lo que harías con
toda esa fauna de gentuza sin conciencia ni corazón, que son
capaces de hacer esos con sus padres. Y, por supuesto,
piensa que si son capaces de hacer esos con quienes le
dieron la vida, qué no serían capaces de hacer con aquellos
a los que no les une nada.
Hoy cuando tanto se hace por los viejos, no digo la tercera
edad porque no me da la gana, porque no existe, es un cuento
chino inventado para tratar de suavizar la palabra viejo,
cómo es posible que existan personajillos de este tipo.
Uno de los médicos de urgencias, explicó que, en esta época
de vacaciones, es cuando les llevan los familiares allí
dejándoles abandonados y cuando el hospital trata de ponerse
en contacto con sus familiares estos no están en sus casas
ni se sabe donde han ido de vacaciones, o sea paradero
desconocido.
Este abandono, según los médicos, produce en estos viejos
unos daños irreparables. Mostraron unas imágenes de una
pareja de ancianos, ambos abrazados llorando de pena y
tratando de darse todo el cariño del mundo. Ese cariño que
le negaban aquellos por los que habían luchado toda su vida,
para darles lo que son hoy día. ¡Grande es la gratitud de
todos estos hijos de… hacia sus padres!.
Y para más inri en esos coches que cargan, para irse de
vacaciones, caben hasta las bicicletas de los niños, las
raquetas de tenis e incluso esa tabla de pasearse por las
olas aprovechando el viento. Los que no caben, eso está más
que demostrado, son ese par de viejos, a los que se lleva a
urgencia a un hospital y se les abandona a su suerte.
A la vuelta, cuando les recojan, si alguno de los
veraneantes se ha hecho alguna herida, aunque sea
superficial, seguro que los dos viejos se preocuparan por lo
que les haya podido pasar, dándoles todo el cariño del mundo
y sin lanzarles un mal reproche.
Seguro que si esos viejos abandonados tuviesen dinero o algo
que dejarles el día que mueran, tendrían lugar en el coche.
¡Que malo es ser pobre y tener unos hijos de esa catadura
moral!.
Pero como en esta vida se recoge lo que se siembra espero,
fervientemente, que esos hijos recojan lo que sembraron.
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