El artista vasco Pedro Eguiluz ha estado durante las dos
últimas dos semanas haciendo un taller dirigido a los niños.
Los más pequeños han hecho un mural de 5x3 metros a partir
de paneles individuales inspirados en el arte abstracto que
practica el autor. Ayer mostraron la obra en el museo de las
Murallas Reales.
Los niños no conocen las reglas que rigen el arte pictórico
y, por tanto, no tienen ninguna necesidad de respetarlas.
Eso puede ser un buen ingrediente que añada audacia a una
obra abstracta. El autor vasco afincado en la ciudad, Pedro
Eguiluz, ha ofrecido durante las dos últimas semanas un
taller de pintura para 18 niños donde se ha creado un mural
de 5x3 metros a partir de paneles individuales. El relieve y
las texturas son unos de los puntos a destacar de la obra.
Los niños, guíados por la mano de Eguiluz, han adosado a las
planchas que configuran el panel todo tipo de materiales de
reciclajes: tapones, papeles, maderas o corchos recortados.
A partir de estos elementos se ha configurado un espacio
donde los pequeños han podido expresarse a través del color:
“He ido trazando varias líneas para que la obra no se
dispersase demasiado y partir de un esquema previo. Después
ellos han colocado los materiales y lo han pintado”. El
resultado final es sorprendente, en el propio relieve se
intuyen formas vagamente figurativas y el riesgo al escoger
el material ha abarcado a elementos orgánicos como ramas o
flores pegadas a las planchas, “yo pretendía que se
desinhibieran ante el tablero. he intentado que construyeran
un espacio abstracto pero muy formalizado”. Y ¿han entendido
conceptualmente lo que estaban haciendo? “Es muy complicado
porque la abstracción es posterior al conocimiento
figurativo e inevitablemente hay que tener un conocimiento
profundo de lo primero”.
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