Llevo un año residiendo aquí, en
mi ciudad natal, en la ciudad de dejé a los 18 años para
buscar un modo de vida que me permitiera vivir
verdaderamente.
En ese año transcurrido algunos sucesos luctuosos han
amargado la existencia de muchas personas y la mía, todos
seres queridos como amigos y familiares.
En el seno de esas familias se ha marcado el punto final de
unas vidas que convergieron a un punto infinito en el
espacio y en el tiempo.
Hoy, por el lunes, fue conducido a su última morada el padre
de un amigo. El padre del presidente de la Casa de Ceuta en
Barcelona, Rafael Corral.
Falleció don Bartolomé Corral Pérez tras una larga caminata
emulando al calvario. Encontró la paz que anhelaba cercano a
cumplir los 95 años de edad y dejando a sus descendientes y
a sus amigos sumidos en la tristeza por su pérdida. Uno de
los escasos hombres que permaneció lúcido hasta el último
suspiro. De hecho cambié unas palabras con él el pasado
jueves. Se encontraba bien.
Como buen amigo que soy de Rafa acudo a la despedida, donde
me encuentro con Juan Vivas Lara, acompañado por José
Antonio Rodríguez Gómez, Consejero de Gobernación y Manuel
Carlos Blasco León, Viceconsejero de Consumo. Los saludo
como corresponde.
Tras el responso acompaño a Bartolomé, junto con toda su
familia, en su último viaje, en el taxi negro que lo conduce
a su último destino.
Después he preferido encerrarme en el Parque Mediterráneo
para meditar al sol este triste episodio y la moraleja que
lleva consigo de lo que es la vida y su destino final.
Tal vez llevado por el huraño humor que se instaló en mis
células grises, a causa del óbito tal vez, tuve un pequeño
percance con unas bañistas. Percance que no tenía porqué
haber ocurrido.
Todo fue porque una señora se creyó la reina del Universo y
colocó la tumbona y el cochecito de su bebé taponando el
único camino que había en la zona para dirigirse al agua.
Pero lo curioso fue que se descargaron los rayos y truenos
con otras personas. Por culpa de la frontera, hermética
frontera que montaron con sus cochecitos y sus sombrillas.
Hablando, digo escribiendo sobre fronteras…, ayer por la
noche mantuve una tertulia en el bar al que acostumbro a ir
y en la que escuché, entre otras, auténticas perlas de
caballas no profesionales en los análisis políticos.
Uno de los puntos que veo con claridad, no meridiana como
suele escribir mi compañero Ade sino ecuatoriana, con tanta
luminosidad que casi de me deja ciego, es el problema de la
frontera.
Mucho he leído que Marruecos, en todo caso su rey, ha
manifestado y manifiesta que no reconoce Ceuta como ciudad
española, Melilla la dejamos aparte, y que no acepta
“regalos” del Gobierno español a través de la frontera
ceutí… ¿cierto?, entonces, palabras del contertulio que
lleva un quiosco aparte de aporrear tambores, lo mejor es
quitar la frontera, cerrarla a cal y canto y que se jodan.
Total para lo que ganamos…
Bueno, no voy a entrar en detalles sobre un análisis
espontáneo que me puede quemar las pestañas si profundizo en
ello. Eso lo dejo para los asesores de mi reciente y buen
amigo como es el señor Delegado del Gobierno, José Fernández
Chacón, que a fin de cuentas sabe más que uno de todo lo
concerniente a la problemática frontera.
Como quiera que tengo un montón de proyectos, ideas, etc. en
mi cerebro y como no quiero que ese aquelarre analítico se
instale definitivamente en una de las muchas celdillas que
componen mis células grises, me he de plantear un “reset”
total de mi disco duro a fin de no encontrarme tan agobiado
por no lograr una salida a tantos proyectos, ideas, etc.
Uno de estos proyectos ya lo he sacado afuera, antes de
“resetar” el resto de proyectos, lo he plasmado en papel en
una pulcra escritura y mandando hacer copias lo he entregado
a quienes creo lucharán por ello. Se trata de un proyecto
del Estatuto de la Comunidad Autónoma de Ceuta, realizado en
base a las leyes vigentes sobre la materia y a la lógica más
aplastante que pueda conseguir: la propia Constitución
española.
Espero que no se lo tomen a broma y lo utilicen para
confeccionar otro si les parecen que es tremendamente
irrealizable, cosa que no creo, porque lo que es el borrador
del Estatuto presentado en la Asamblea y que obra en mi
poder, el que se pretende aprobar… me parece de charanga. En
serio. Vds. sabrán.
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