Volviendo la vista atrás, es
cierto que Europa tiene tras de si una fructífera tradición
investigadora, pero también hemos de reconocer que muy
dispersa y muy de mirarse el ombligo cada país. Me parece,
pues, una buena idea que la Comisión Europea quiera tomar
cartas en el asunto. Está dispuesta a mover las ruedas de la
iniciativa de adoptar una Comunicación que siente las bases
de un espacio europeo singular en este género, donde
realmente las fronteras no existan. A la sombra de esta
noble historia europeísta, convendría poner a salvo las
intachables condiciones permanentes de la creatividad
intelectual, como son la libertad de la investigación hecha
en común, la apertura a lo universal y el saber concebido
como servicio a la integridad del ser humano. Para
descubrir, en efecto, resulta imprescindible que no existan
barreras para buscar y anunciar los resultados. Es bueno
despertar las conciencias. ¡Cuántos avances se podrían
llevar a buen término, si los más destacados talentos y los
investigadores más libres se dieran la mano para explorar
las tripas de la vida!
En un mundo globalizado, la investigación y el desarrollo
tecnológico, han de intercambiarse también. Sin embargo, la
existencia actual de una política europea de investigación
es más bien nula, pues el 80 % de la investigación pública
en Europa se gestiona a escala nacional, principalmente en
el marco de los programas de investigación nacionales o
regionales. En otras palabras, como dice la Comunicación de
la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité
Económico y Social y al Comité de las Regiones, en
referencia a un espacio europeo de investigación común, “la
política de investigación de los Estados miembros y la de la
UE caminan en paralelo, sin constituir un conjunto
coherente, con la consecuencia de que los esfuerzos
realizados suelen ser vanos”. Apostar por concluir y avivar
la creación de un espacio europeo de investigación para
2010, en un momento en que la necesidad de una ciencia
humana es verdaderamente fundamental, pienso que es una
aportación muy positiva para la alianza de las
civilizaciones. Está en juego el espíritu humano, que hay
que defender en su identidad, su dignidad y grandeza moral,
porque es una res sacra, como bien dijo Séneca.
El espacio europeo de investigación pretende combinar
diversos conceptos. La creación de un “mercado interior” de
la investigación (verdadero espacio de libre circulación de
los conocimientos, los investigadores y las tecnologías),
dirigido a reforzar la cooperación, estimular la competencia
y sacar el máximo partido a la asignación de los recursos;
una reestructuración del tejido europeo de investigación,
consistente fundamentalmente en una mejor coordinación de
las actividades y políticas de investigación nacionales, ya
que éstas representan la mayor parte de la investigación
realizada y financiada en Europa; así como el fomento de una
política europea de investigación que vaya más allá de la
mera financiación de las actividades de investigación y que
incluya todos los aspectos de las demás políticas nacionales
y europeas relacionadas con la misma.
Redescubrir la dimensión sapiencial de las ciencias en el
espacio de la Unión Europea, debe ir más allá de los meros
descubrimientos en el sentido de que la investigación de la
naturaleza y del ser humano debe ir acompañada de un
progreso en humanidad y en valores humanos, de modo que el
aumento del conocimiento del mundo vaya acompañado de un
crecimiento en valores éticos, capaces de dar sentido a la
vida, creo que facilitaría convivencias y entendimientos
entre las diversas culturas. Unidad y alma en la
investigación es lo suyo. Y en este sentido, los Estados con
sus diversas Administraciones, Europa toda ella, debe
salvaguardar el bien común, asegurando que las
investigaciones contribuyen al bien de las personas y de la
sociedad. Hay que impedir, desde luego, aquellas que dañen
la existencia y la dignidad humana o ignoren las necesidades
de las gentes más pobres del mundo, que por lo general son
los menos equipados para la investigación científica.
El sistema europeo de investigación – dice la Comunicación
de la Comisión- debe organizarse para tener en cuenta las
necesidades que se manifiestan en las distintas fases de
aplicación de las políticas públicas. Será necesario a este
respecto eliminar las trabas administrativas y oficiales que
obstaculizan la actividad de la investigación científica.
Totalmente de acuerdo. En este sentido, las investigaciones
llevadas a cabo directamente por la Comisión deberían
ajustarse a las grandes preocupaciones de los ciudadanos y
de los responsables políticos: protección del medio
ambiente, seguridad alimentaria y de los productos químicos
o seguridad nuclear. Asuntos prioritarios como la energía y
el cambio climático, la alimentación y la agronomía, la
salud y el envejecimiento y la sociedad de la información,
deben estimular a la investigación. Junto a todo ello, hay
un problema que no podemos ignorar, que nadie puede disponer
de la vida humana. Se debe establecer una frontera
infranqueable a nuestras posibilidades de actuar y
experimentar. El ser humano no es un objeto del que podamos
tomar una resolución a nuestro antojo, sino que cada
individuo representa la presencia de un yo, con sus derechos
inviolables que le son inherentes como persona.
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