LUNES. 14
Adolfo Blanco, Fito para quienes lo conocen sobradamente,
anda ya muy atareado. Pues un año más está dedicado a
organizar una Feria por la cual muy pronto correrá el vino y
la alegría. Fito, amén de ser un destacado tirador de pichón
y de plato, es un tipo con quien me encanta hablar. Porque
tiene el don de decir las cosas con el único fin de que la
risa sea la que impere durante los minutos que uno esté de
cháchara con él. Y a fe que lo consigue. En esta ocasión, me
lo encuentro por la plaza de los Reyes. Vestido de la manera
que suele hacerlo. De punta en blanco. Pero luciendo las
prendas con esa sencillez tan suya. Nada que ver con quienes
se tienen por pintureros. Y tras los saludos de rigor, pasa
a contarme que había estado en la tierra del tuvo. Que no es
otra que Jerez de la Frontera. Donde se acostumbra, plagio
de señoritos venidos a menos, a decir mi padre tuvo, mi
abuelo tuvo, mis tías tuvieron... Una presunción que se
suele combatir diciéndoles a los presumidos si acaso
pertenecen a la tierra del tubo (sic). Lo cual es la mejor
forma de pararles los pies a quienes acostumbran a hacer
tales ostentaciones. Y que Fito conoció, hace ya la tira de
años, por mí. Y él, con su humor característico, suele
practicarla cuando le toca relacionarse, que son muchas
veces, con amigos jerezanos que alardean de que tiempos
pasados fueron mejores en sus casas.
MARTES. 15
La última vez que hablé con Pepe Jordán fue cuando el
Pontevedra jugó en Ceuta y él iba paseando con el trío
arbitral por la avenida de Sánchez Prados. Y ha sido esta
mañana que nos hemos visto por el mismo sitio y casi a la
misma hora. Con Jordán, creo repetirme, pero no me importa,
da gusto charlar de cualquier asunto. Sabe conversar. Lo
primero es que presta suma atención a cuanto se le dice. De
modo que luego se hace necesario oírle a él con igual
complacencia. Me pone al tanto de cómo Mario Melero, que así
se llama el árbitro que dirigió el Ceuta-Pontevedra y que me
fue presentado por él, ha ascendido de categoría. A Jordán,
por su forma de ser, le viene muy bien ese cargo que le
permite relacionarse con los colegiados cuando arriban a la
ciudad. Ya que reúne una serie de requisitos que le avala
como la persona más indicada para desempeñar esa tarea. Ha
sido árbitro, posee una buena educación y le sobra tacto
para saber lo que no debe decir. Ah, cuando estábamos a
punto de despedirnos se nos ocurrió recordar las actuaciones
de José Antonio Camacho como comentarista en Cuatro, durante
el Campeonato de selecciones europeas, y coincidimos en que
había pegado un petardo como glosador. Y es que cada cual
vale para lo que vale...
MIÉRCOLES. 16
Fue en abril cuando a mí me dio por hacerle una columna a
Elsa Rovayo. Artista ceutí, conocida por el nombre artístico
de La Shica, y que forma un lío en cada una de sus
actuaciones. La Shica baila, canta, interpreta, y se mueve
en el escenario como si fuera una sombra chinesca. Es una
artista que se atreve con todo en cuanto se sube a un
escenario. Y es así, porque confía ciegamente en el sentido
que tiene del espectáculo callejero y lo reproduce encima de
las tablas como si lo estuviera ensayando en el patio de su
casa. Sin que se atisbe en ella el menor rastro de
sobreactuación. Creo que algo por el estilo escribí en
aquella columna de una primavera ceutí, sobre una mujer que
ha luchado denodadamente para ganarse la atención de las
empresas y el favor de los públicos. Lo cual va unido. De
todo ello hablo con José Antonio Martel, ‘Quico’, sentado a
una mesa situada fuera de un bar céntrico, tras ponerme éste
al tanto de que La Shica había armado un alboroto en Lorca y
que ya la estaban esperando en Santander, como en otros
muchos sitios, para rendirse ante el arte que derrocha una
ceutí: Elsa Ravayo, ‘La Shica’.
JUEVES. 17
Pepe Mata y Juan Carlos Pérez Ortega están sentados a una
mesa situada en la terraza de una cafetería céntrica. Me
acerco hasta ellos y me invitan a sentarme. Y también a que
pida lo que quiera. Puesto que estos sindicalistas
pertenecen a la hermandad del desprendimiento. Ni que decir
tiene que acepté lo primero y les agradecí lo segundo, pero
sin consumir nada. Que vivimos un momento donde hay que dar
ejemplo y no hacer dispendios. Y, mucho menos, abusar de la
economía ajena. Fueron ellos, Juan Carlos y Pepe, quienes me
dijeron que había muerto José María Rodríguez Portillo.
Quien fuera muchos años secretario general de la Federación
de Trabajadores de la Enseñanza de Ceuta. Pero yo lo
recordaba más de su etapa como concejal de Deportes. Si bien
nunca tuve la oportunidad de hablar tres veces seguidas con
él, siempre me pareció, desde la distancia, un hombre
responsable, según sus declaraciones, y un trabajador
infatigable en las tareas que asumía. Pepe y Juan Carlos,
atentos conmigo, como es habitual en ellos, me preguntaron
qué pensaba yo acerca de que Antonio García Gaona quiera ser
presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta. Pienso lo
que vosotros podréis leer mañana, viernes, en la
contraportada de este periódico.
VIERNES. 18
No pocas veces he dicho que mi relación con Clemente Cerdeira
y García de la Torre ha sido de esas que comienzan
sin prisas pero sin pausas y que van madurando a fuego
lento. Hasta que llega un día en el cual te das cuenta de
que se han forjado unos lazos de entendimiento que a nada
obligan pero que acaban propiciando una serie de atenciones
entre partes cuyo curso es ya imparable. De modo que cuando
aún tenía frescos los recuerdos del acto en el cual le fue
impuesta la Medalla al mérito en el trabajo, en la
Delegación del Gobierno, Clemente se acuerda de mí,
nuevamente. Y lo hace enviándome un libro a la redacción de
este periódico. Pero no es un libro cualquiera, por supuesto
que no; es su libro: ‘86 años y otros tantos artículos’, que
ese es su título. Y que leeré con sumo gusto y máxima
atención. Puesto que su contenido sobre ese Marruecos que él
ha vivido intensamente, y que tanto ha estudiado, es materia
a la que uno debe acceder sin ninguna demora. Tampoco me
gustaría olvidar el detalle que ha tenido el escritor al
recordar a ‘El Pueblo de Ceuta’, en su página de
agradecimientos. Por haber comenzado en este medio su
andadura como escritor de periódicos.
SÁBADO. 19
Yolanda Bel tiene que apechugar casi diariamente con una
labor muy complicada: la de explicar de la mejor manera
posible las decisiones tomadas por la Asamblea de la Ciudad.
Ser portavoz del Gobierno supone estar siempre a tiro de los
francotiradores. Es una labor desagradecida donde las haya y
hay que echarle mucha tranquilidad para no perder el oremus
y andar siempre a la gresca con quienes están apostados
esperando cobrarse la pieza de turno. Entiendo los malos
ratos que debe pasar Yolanda y por ello he repetido hasta la
saciedad que en el empeño puede la portavoz más que quemarse
achicharrarse. Y si encima, de un tiempo a esta parte, ha
venido soportando rencillas personales dentro de su partido,
nunca agradables, la verdad es que hay que reconocerle un
grado elevado de paciencia. Pero no todo en la vida de la
consejera de Medio Ambiente, y portavoz del Gobierno, iba a
ser cuesta arriba. Lo digo porque Javier Arenas, que sabe
más que Lepe, decidió que Bel formara parte del Comité de
Coordinación de Política Autonómica del PP, y allá que la
hizo viajar hasta Málaga. Y de allí habrá regresado, tras
permitirse ciertas licencias, con renovados bríos y
dispuesta a cumplir lo mejor posible su papel de hermeneuta.
O sea, de interpretar bien los hechos del Gobierno y
explicarlos de manera clara y concisa.
|