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OPINIÓN - DOMINGO, 20 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Algo sobre las balanzas fiscales
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

La publicación del dibujo de mi caricatura de Rodríguez Portillo, el pasado viernes, me ha dejado un regusto bastante amargo por la pérdida de uno de los personajes más emblemáticos de Ceuta.

Ello se entiende porque tenía una pregunta que hacerle: si estaba satisfecho de cómo lo había plasmado. Tendré que esperar a que nos encontremos a nivel celestial.

Con el recuerdo imborrable del maestro todavía patente en mis células grises, paso a comentar la tergiversación que se pretende dar a la “explosiva” publicación de las balanzas fiscales.

Ignoro si muchos lo saben -algunos aunque lo sepan le dan otra interpretación, exagerada, llevados por su interés particular o partidista- pero lo cierto es que la función de una balanza fiscal NO ES VALORAR SI ESTA DISTRIBUCIÓN ES JUSTA O NO, SINO LA DE HACERLA EXPLÍCITA.

Las balanzas fiscales, por lo tanto, tienen una función estrictamente informativa, sólo tratan de establecer cómo funcionan los flujos financieros entre las Comunidades autónomas y el Gobierno estatal.

También ignoro si muchos lo saben, pero el debate sobre las balanzas fiscales tiene más de cuarenta años de existencia. Se iniciaron en los años 60 y Catalunya fue real y prácticamente, desde el principio, la punta de lanza de las discusiones. No se trata de un debate nuevo y va más allá del oportunismo político.

Las bases de las balanzas fiscales son bien simples porque se manifiestan, las del sector público, a través de los gastos e ingresos. No es más que el saldo entre lo que se recauda por impuestos una determinada administración de un territorio y lo que recibe esa misma jurisdicción vía transferencias, subvenciones o inversiones.

Aunque resulte un asunto complicado, que no lo sería tanto si hubiera un buen consenso, pero que tiene dos vertientes sencillas: la monetaria y la del beneficio.

La vertiente monetaria se atribuye al gasto público en la que se realiza éste, o escrito más claro: donde se localiza el personal, el uso de bienes corrientes y servicios, el recibo de las transferencias y la realización de inversiones.

La vertiente del beneficio es la asignación del gasto que se realiza en la región donde reside el beneficiario, independientemente de donde se produce el servicio público o se realiza la inversión.

Aunque puede resultar complicada la elección de una u otra vertiente, simplemente porque ambas daría resultados distintos, ello es un asunto crucial. Este es el punto donde se agarran desesperadamente quienes se oponen a que se publiquen las balanzas fiscales.

No es ningún problema que se regionalicen las cuentas públicas si todos vemos que el INE publica anualmente la contabilidad autonómica de España y nadie se rasga el traje por ello.

Lo que si es problemático es la utilización política del tema. Pero es evidente que conocer los flujos entre las Comunidades autónomas y el Gobierno estatal resulta un instrumento de política económica razonable porque permite garantizar la cohesión. Si no se supiera lo que destina el Estado a las Comunidades, no se podría conocer la eficacia de su política redistributiva, que es una de las funciones clásicas del Estado.

Los que ahora despotrican contra la publicación de las balanzas fiscales o son unos cínicos redomados o tienen intereses en mantener al pueblo en la oscuridad siniestra de largos años de analfabetización política forzada.

Matizo lo escrito en el párrafo anterior en que si la Fundación del Banco BBVA ha publicado las balanzas fiscales, que se conocen… ¿por qué no van a publicarla los organismos estatales?

Para dejar bien claro a quienes están en contra de su publicación, lo manifestado por el organismo bancario no deja lugar a dudas: Madrid (-10,2%), Catalunya (-5,2%) y Baleares (-4,3%) cargan realmente con la solidaridad del sistema fiscal del que más se benefician: Extremadura y Melilla (22%), Ceuta (19,4%) y Asturias (14,5%) entre otras Comunidades.

Lo dicho, si la publicación de las balanzas fiscales molestan a algunos, esos algunos son los más interesados en mantener ignorantes al resto de los ciudadanos por intereses perfectamente discernibles en el horizonte económico español.
 

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