Está más que demostrado que la
publicidad puede con todo. Una buena publicidad puede hacer
que un artista mediocre consiga el triunfo sin tener más
méritos, que el que una buena publicidad le ha llevado a
conseguir lo que jamás hubiese conseguido.
Pero esto de una buena publicidad bien hecha y en momento
oportuno, no es sólo para los que quieren llegar a ser
artistas, también se da entre algunos políticos, que gracias
a ella han conseguido llegar donde ni a soñar que se echaran
hubiesen llegado.
Todo esto de una buena publicidad en el momento oportuno
que, duda cabe, da el triunfo a los que se les ha venido
realizando. Lo malo de ello es que, con el paso del tiempo,
tanto el artista como el político, conseguido sus puestos
por esa publicidad se tienen que enfrentar al público y
entonces, en esos momentos de la verdad, donde no caben ni
trampa ni cartón, nunca llegan a dar la talla.
Vamos a dejar a esos políticos, que han conseguido sus
puestos gracias a un buen montaje publicitario, y nos vamos
a centrar en lo que les quería contar sobre los artistas
productos de la publicidad bien hecha, que llega a confundir
hasta los más expertos en el tema, quienes terminan creyendo
que el artista mediocre aupado a la fama por la publicidad,
es un gran artista.
Y si se llega a convencer a los expertos en el tema. Ya me
contarán ustedes lo que se puede influir sobre un público
que no tiene ni la más remota idea y, además, hace como suya
la publicidad que rodea al artista.
El próximo artes llega la final del concurso Operación
Triunfo, donde si alguien debe ser el ganador, sin discusión
alguna, Chipper el mejor de todos ellos a distancia. Me
refiero como artista, como persona no soy quien para
juzgarlo, aunque por lo poco que he visto de su
comportamiento, entre sus compañeros, es todo un señor.
Risto, tantas veces criticado por la forma acida que tiene
de decirles las cosas a los concursantes, ha demostrado que
es un buen publicista vendiendo un producto en le que nadie
confiaba y que, al final, de venderlo tan
extraordinariamente todos han llegado a creer que el es no
vas más de OP, Virginia.
Mis escasos conocimientos de cante, lo que me puede llevar a
dar el “cante” en esa materia jamás, Virginia, hubiese sido
nominada par estar en la final y, casi me atrevería a decir,
que va a ser la ganadora, en cuanto sus publicista, Risto,
le dé el último empujón publicitario.
La chica, con todo el respeto del mundo, me da la sensación
de que canta como un grillo con paperas, y se mueve en el
escenario con menos gracias que un pingüino bailando
sevillanas. Sólo es el producto publicitario creado por
Risto y que cuando salga a la calle, a enfrentarse al
público donde secaba la publicidad, va a durar menos que un
pastel en la casa de un pobre. Tiempo al tiempo.
La publicidad empezó diciendo que tenía una voz única y que
no necesitaba, para nada, las enseñanzas de la Academia. Una
gilipollez desde cualquier punto de vista artístico, pero
que ha dado el fruto apetecido. ¡Grande es la publicidad!.
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