La tripulación del buque de Acciona ‘Alborán’ que cubre la
línea Algeciras-Ceuta ofreció ayer una narración menos
dantesca del golpe de mar que se produjo la semana pasada
que la ofrecida por uno de los pasajeros. Tanto el grupo de
azafatas como el equipo de gobierno del barco se mostraron
muy molestos con las declaraciones vertidas en este
periódico por Juan Carlos Pérez en la edición del viernes.
Una de las tripulantes, en nombre del resto, hizo saber que
todas las azafatas mantuvieron la calma en todo momento y
que las lesiones no fueron tan aparatosas como narra Pérez.
Así, la señora que sufrió la caída, presentaba una
minusvalía y en el momento de la ola se dirigía al servicio,
por lo que no pudo mantener el equilibrio y aclaró que no
hubo brecha en la cabeza alguna. Otro incidente se produjo
en la escalera de acceso al garaje, cuando un hombre al
pretender ir a su coche para recoger un objeto olvidado, se
vio sorprendido por el salto del buque. “Luego, el propio
señor me informó de que ya estaba lesionado de la pierna,
aunque el golpe provocó que se hubiera lastimado un poco
más, pero le ofrecimos la posibilidad de abrir un parte de
lesiones y en un primer momento nos dijo que no; luego
accedió”, informó la azafata del ‘Alborán’.
Además, según la narración, el primer oficial se personó en
la zona de pasaje para atender a las personas que habían
sufrido un percance. A la señora se le colocó una bolsa de
hielo durante todo el trayecto y al hombre lesionado en la
pierna también lo asistieron en todo momento.
“En ningún caso dejamos de asistir a los pasajeros, porque,
aunque nosotros podemos sentir miedo en un momento, porque
somos personas y padecemos, nos debemos a nuestro trabajo y
tenemos que mantener la calma en todo momento. Si no
estuviéramos calmados nosotros, el pasaje tampoco lo iba a
estar. Además, ellos siempre miran a la tripulación primero,
para ver la reacción en nuestra cara”. La azafata dijo que
se advirtió a los pasajeros de que se colocaran en la popa,
donde menos se sufren los mareos, ya que estaba previsto que
el levante condicionara el trayecto. “No fue el típico
temporal en el que no para de moverse el barco; no, hubo
algún movimiento, sin demasiado alarmismo, pero hubo un
momento en el que entró una ola inesperada, que fue lo que
asustó al pasaje”, explicó la azafata, quien se referió a la
“experiencia y el cariño” que ofrece la tripulación y a la
“calidad” de los capitanes.
|