Maestro de profesión, progresista
de convicción, sindicalista comprometido y ceutí de
devoción, José María Rodríguez Portillo nos ha dejado un
legado complicado de superar. Aunque las generaciones de
nuevo cuño político no conozcan su trayectoria debemos,
cuanto menos, hacer este pequeño homenaje a quien fue uno de
los ceutíes que participó en esos inicios políticos donde se
consolidaba, o se intentaba consolidar el ‘modo de hacer’ en
el consistorio. Socialista convencido y ceutí devoto, fue de
los que se unieron al carro de los desencantados marchando a
una formación localista que marcó sus tiempos en la última
mitad de la década de los ochenta. Comprometido activista
acabó formando parte de la Unión General de Trabajadores en
su rama de Educación desde donde batalló en favor de los
maestros ceutíes hasta el último momento. Suyo debe ser,
para siempre reconocido, el honor de haber iniciado,
levantado y puesto en marcha una de las instituciones más
prolíficas y activas que actualmente existen en la Ciudad
Autónoma. Fue el inductor, promotor y primer responsable del
entonces Instituto Municipal de Deportes que con los años
derivó al actual ICD. Concejal de Deportes y Juventud en la
prolífica década de los 80 en Ceuta, Rodríguez Portillo
elevó la Semana de la Juventud a niveles impensables, tanto,
que aún no se ha logrado superar aquel empuje juvenil que
arrasaba en Ceuta entre los años 83 y 87 del siglo pasado.
Supo adaptar la ‘Movida’ y hacerla patente aquí. Algo que sí
le saben reconocer los que ya soplan más de 40 primaveras a
sus espaldas. Ayer, en un sencillo acto, emotivo y cargado
de reconocimiento, decenas de ceutíes entre compañeros de
sindicato, de partido y de profesión dieron el último adiós
a un personaje que marcó con su presencia parte de la
historia de la Ceuta que hoy conocemos. Por eso,
representantes del Ayuntamiento y de la Delegación del
Gobierno estuvieron también con José María. Un hombre
íntegro y entero que nos honró y regaló su presencia [última
entrevista concedida a un medio] el mismo día en que le
dieron su última mala noticia. Descanse en paz.
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