Medio centenar de inmigrantes que,
procedente de África, intentaron alcanzar las costas
españolas en una zodiac, terminó en una de las más grandes
tragedias hasta ahora conocidas llevada a cabo en agua del
estrecho de la muerte.
En esa lucha por alcanzar lo que los inmigrantes consideran
el paraíso, murieron quince de los que iniciaron la travesía
y, de los diez niños que embarcaron, nueve perecieron en
alta mar, mientras sus madres veían aterradas como sus
cuerpos, los cuerpos de todos esos nueves inocentes, eran
arrojados al mar.
Este hecho, sin duda alguna, ha conmocionado a la sociedad
española, y personalmente y en persona, he sentido como
trozos de mí alma se rompían en impotentes trocitos de
cristal, por no poder hacer nada por devolverles esos niños
a sus madres. ¡Dios cuanta tragedia, cuanta lucha por salir
de la miseria, y cuanto dinero ganado por esas mafias que
viven de las desgracias y de las tragedias de los pobres
inmigrantes, que nunca llegan a ese paraísos prometido
porque sus cuerpos se los traga el mar!.
Y seguirían llegando pateras o cayucos y, de nuevo, volverán
a quedarse en el camino muchos cuerpos sin vidas que, jamás,
conseguirán ver finalizados sus sueños de poner los píes en
las costas españolas. Pero las mafias, los vendedores de
vidas humanas, seguirán ganando dinero, enviando a la muerte
a criaturas inocentes. ¡Maldita sean todas estas mafias que
viven del juego entre la vida y la muerte de todos estos
inmigrantes!.
La UE deberá seguir avanzando en las medidas a tomar contra
la inmigración ilegal, estableciendo acuerdos con los países
de donde son originarios los inmigrantes promoviendo, en
esos países, su desarrollo para, de esa forma, disuadir a
sus ciudadanos a arriesgar sus vidas para llegar a un
paraíso que, en ocasiones, no es tal paraíso.
Desde mí particular y personal punto de vista, por supuesto
intransferible, los acuerdos con esos países de donde son
originarios los inmigrantes, no deben ser entregar millones
y más millones, en la mayoría de las ocasiones, a lo
dictadorcillos que allí gobiernan, para que engorden sus
cuentas en los paraísos fiscales. Eso es un enorme error que
sólo conlleva a hacer, cada día, más ricos a todos estos
personajillos, a los que la vida de sus conciudadanos les
importa un bledo y el otro también. A ellos les da lo mismo
que se ahoguen en el estrecho o que bailen sobre los remos
de las pateras. Sus vidas, las vidas, de todos estos
inocentes, para todos ellos, no tienen valor alguno.
Pensando en todos estos personajillos, mí solución sería que
bajo la supervisión de a UE, se les diera tierras, se les
enseñara a sembrar, a criar ganado, en definitiva a tener
algo suyo por lo que luchar para vivir.
Y estoy casi por asegurar, que de esa forma, teniendo una
razón de ser para vivir, ninguno de esos inmigrantes
abandonarían sus países o sus pueblos para tratar de
encontrar un lugar mejor donde vivir. Nadie, lo diga quien
lo diga, quiere abandonar sus raíces, sus pueblos o sus
amigos teniendo para sobrevivir, aunque sólo sea con lo
justo. ¿Será esta la solución?
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