El pasado 7 de junio, la Asociación Septem Nostra leyó un
manifiesto contra la urbanización de la ladera sur del Monte
Hacho, recogida en la reciente remodelación del PGOU.
Aquel día no pude acudir junto a los miembros de dicha
asociación, a la que pertenezco, por eso, con este escrito
quiero manifestar el apoyo que aquel día no pude aportar, yo
también estoy contra las nuevas intenciones del gobierno de
la ciudad sobre la destrucción de esa bella zona de la
ciudad.
Las necesidades de una ciudad en materia de vivienda siempre
son crecientes (aunque ahora con la crisis que le pregunten
a los constructores si les quitan de las manos las
viviendas), pero esta ciudad ha demostrado durante mucho
tiempo el no saber, o querer conjugar construcción con zonas
verdes, y mucho menos aplicar el respeto suficiente que
estas zonas se merecen.
Todavía podría compartir en parte la urbanización de esa
zona si la ciudad diseñara un plan de conservación del
entorno natural compatible con la construcción de un número
no muy alto de viviendas. Pero eso no va a suceder, el
permitir la construcción supone entrar por un extremo con la
excavadora y salir por el otro sin dejar bicho viviente por
medio y convertir en un páramo la zona, como ha ocurrido en
Pueblo San Antonio que empezó siendo una zona residencial en
un entorno natural agradable y ha terminado siendo un
laberinto blanco escalonado en la falda norte del Hacho ya
que el constructor solo piensa en ganar dinero (como todo
empresario) y como decía al principio la ciudad ha sido
incapaz de ordenar, intervenir o regular semejante
disparate.
Por eso, como encima tenemos ya el ejemplo demostrado que
acabo de describir, no creo que vayan a cambiar las cosas y
muestro mi rechazo a la construcción-urbanización del Hacho.
Hace unos años cuando se construyó el vial para caminar por
el Monte Hacho, al gobierno se le llenaba la boca sobre esa
actuación que permitiría a los ceutíes disfrutar de
semejante entorno natural. Como decía al principio, creo que
se destruye más de la cuenta en la mayoría de las obras,
pude ver el desarrollo de las obras y se cortaron un gran
número de árboles que se podrían haber repuesto, primero
para dar sombra a los paseantes y luego para restituir el
entorno dañado. Ahora pretenden que la gente pasee entre
grúas, bloques de hormigón y un sol de justicia sin árboles
protectores.
Tenemos un lugar privilegiado junto al centro de la ciudad,
un entorno envidiable donde poder disfrutar de la
naturaleza, hacer deporte.
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