El balance fiscal elaborado por la
Administración General del Estado no deja dudas de que
recibimos más dinero de lo que aportamos al conjunto de
España. Bien, esto es algo que ya sabíamos. Fundamentalmente
por aspectos claros y diferenciales en relación a otras
regiones. Sencillamente porque la repercusión de una
inversión del Estado en Ceuta para la construcción de un
hospital es mucho más elevada que la de esa misma inversión
en Murcia (si es que esa comunidad no tuviese competencias
en Sanidad). En la Ciudad Autónoma sólo residen 76.000
habitantes y en la comunidad murciana esa cifra se
multiplica por 20. Lo que se traduce porcentualmente en
mayor inversión estatal en Ceuta en función de su Producto
Interior Bruto, menor que el de Murcia.
Es claro que Ceuta aporta menos al Estado, no llega al 7% de
su PIB. Evidente muestra de su incapacidad física [por
limitada extensión geográfica] para la creación de espacios
que puedan destinarse a la industria o a otros sectores
productivos. Su situación de extrapeninsularidad, ser
frontera terrestre europea con el Magreb son otros hándicaps
sobrevenidos para un mejor desarrollo socioeconómico. Por
eso, precisamente por eso, porque lo dice claramente la
Constitución, debe funcionar, como así lo hace el principio
de solidaridad interterritorial, por mal que le pese a los
nacionalistas catalanes o vascos.
Ceuta no aporta económicamente tanto como Andalucía, ni como
Castilla y León o como Cataluña y Baleares [estas dos
últimas las que más], pero si aporta valores no
cuantificables matemáticamente pero que son, a la vez, tan
importante o más que éstos. La convivencia, el sentido
profundo y arraigado de la identidad nacional de España, la
historia de Ceuta, su tradición... su lealtad intrínseca
socialmente sin mácula hacia nuestro país, son aspectos
inherentes en la condición de Ceuta que no son igualmente
reconocidos en otros territorios de nuestra geografía
nacional.
Por eso y por mucho más, la Administración General del
Estado debería tener a Ceuta, de verdad, como un ‘potosí’.
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