Éramos pocos y parió la abuela.
Como éste escribano es del norte de España prefiere para el
titular la palabra “galerna”, termino equivalente al de
“temporal” y que levanta pavor entre la bravía marinería de
Asturias, Santander y las Vascongadas (recuperemos la
memoria histórica, lo de Euzkadi es un invento de poco más
de un siglo). Suelen aparecer en el Mar Cantábrico
generalmente durante la primavera y el otoño de forma
repentina, seguidas de gran violencia, en días en principio
cálidos y tranquilos… como el pasado sábado en Ceuta. Son
tristemente famosas las galernas de los años 1912, 1914 y
1961. José Mª de Pereda, el escritor cántabro autor de
“Peñas Arriba”, narra en su novela “Sotileza” la galerna del
20 de abril de 1878: 322 pescadores cántabros y vascos se
ahogaron en un mar repentinamente embravecido, intentando
inútilmente acogerse a los puertos protectores a bordo de
sus lanchas y traineras. Ciertamente una “galerna
diplomática” es otra cosa, puede fácilmente arrastrar
“víctimas” políticas… o policiales.
A los hechos me remito: por un ligerísimo error en uno de
los pasaportes, dos jóvenes marroquíes de buena presencia
fueron interceptados el pasado sábado por la Policía
Nacional en el puerto, antes de embarcar en el “Balearia” de
las 17.30 para trasladarse a la Península donde pensaban
disfrutar de una semana de vacaciones en un conocido hotel
marbellí. La pesadilla acababa de empezar. La policía
detecta en uno de los pasaportes (norteamericano y emitido
por el Consulado del país de las barras y las estrellas en
Casablanca) un ligero error de caducidad (la fecha inicial
de 2004 está corregida por un 2009 sobreimpreso). Total: el
portador S.J. es arrestado y su amigo, el farmacéutico D.I.
también, acusado de tráfico de inmigrantes ilegales. En el
propio puerto S.J. es, presuntamente, maltratado y golpeado
por la policía, incluso aduciendo el error e identificándose
como… hijo del Cónsul General de Marruecos en Nueva York. Lo
que leen. Luego, en fin… Ya en Comisaría su situación mejora
pero, tras el cambio de guardia, parece que desaparece un
papel en el que constaba que ambos jóvenes necesitaban
medicación, pues S.J. padece insuficiencia renal que habrían
confirmado en el hospital de Ceuta donde, según me informan,
constatan las lesiones de que fue objeto. Ya en la madrugada
del sábado, D.I es trasladado urgentemente al ambulatorio
donde es atendido… aunque de vuelta a la Comisaría siguen,
según parece, sin darle le medicación. Les diré más: ayer
lunes, tras salir libres del Juzgado por un diligente juez,
el muchacho se desploma (su hermano médico, ya presente, es
incapaz de reanimarle), siendo al fin atendido por una
ambulancia.
Un cúmulo de despropósitos; y de presuntas lesiones. Algo,
en caso de ser cierto y yo no lo dudo, bochornoso y
gravísimo. La misma embajada USA en Madrid alega no poder
hacer nada ¡por ser fin de semana…! La tarde del sábado, el
responsable policial en la UCRIF, competente en temas de
emigración, ni aparece… A las 19.30 de ese día, dos altos
cargos policiales de Tetuán se acercan a ver que pasa… Ni
Marruecos ni Abdeslam Jaidi, diplomático de alto rango
responsable del Consulado en Nueva York y padre de S.J. van
a dejar, cargados de razones, esto así. Gran marrón. ¡Y en
Ceuta, aquí y ahora!. ¿Mera casualidad…? Mañana les cuento.
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