Dicen los cánones que la corbata
es un signo de elegancia, que realza el uso de la camisa y
destaca la versatilidad al cuerpo y le añade estilo,
elegancia, calor y textura a la camisa. Se ha tenido por ser
una prenda de vestir imprescindible en el hombre y así, como
el sombrero a principios del siglo veinte hasta bien
entrados los años cuarenta, era parte de obligada presencia
en el varón, aun de clase social menos pudiente.
Pero miren por donde nos ha llegado un Ministro de
Industria, Turismo y Comercio socialista (Miguel Sebastián)
que se ha presentado descorbatado en el escaño anunciando,
además, según hemos leído, que exime a sus funcionarios del
uso de la corbata, salvo para asistir a los actos oficiales,
ignorando que no hay nada mas oficial que una sesión
plenaria de quienes representan la soberanía popular.
Se tiene conocimiento, también, de que el señor Ministro es
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Doctor en
Economía, Profesor de Fundamentos de Análisis Económicos.
Que ha sido Director General de Planificación del Ministerio
de Economía y Hacienda y que ha prestado servicios en el
Departamento de Estudios del Banco de España. Su última
ocupación, antes de ser nombrado titular de Industria, ha
sido la de Asesor Económico del Presidente del Gobierno
Rodríguez Zapatero, con cuyos antecedentes no dudamos que
estará al día respecto del incremento de los precios de
consumo, el aumento de la tasa de paro en niveles desde hace
muchos años desconocidos, la nómina de mas de dos millones
de parados, la destrucción de quinientos mil puestos de
trabajo y la desaparición del veinticinco por ciento del
tejido industrial, el desorbitado incremento del costo de
las hipotecas, la bajada del superávit público, el temor de
los pensionistas a que no puedan cobrar sus pensiones,
pasando por alto, dirá él, si la corbata se luce con nudo
simple, doble simple, Windsor, Medio Windsor, Pequeño,
Cruzado, o si el tejido y el color también tienen su
importancia para lucir la prenda. Hasta Carlos Satrústegui,
Director General de Lester, la marca de corbatas por
excelencia, le da su importancia al complemento en el
vestir, apuntando que, según el nudo de la corbata, se puede
catalogar al hombre de persona dejada, si la lleva por
obligación, si es presumido. A todo ello, el Ministro de
Trabajo, (profesional del Comercio y que ha desempeñado
cargos de Concejal y Alcalde en Hospitales de Llobregat y
otros en la Generalidad Catalana) que igualmente tiene que
estar al tanto de la recesión económica de nuestro país,
hace causa común con su colega y anuncia que también irá
“descorbatado”. Solo les falta decir que asistirán en
zapatillas de tenis al hemiciclo (si sigue así la cosa,
nunca mejor dicho que todo se andará).
Ante tanto esnobismo que nos dado por denominar “guerra a la
corbata” y que puede ser imitado por aquellos quienes
lleguen a considerarlos distinguidos, nosotros nos hemos
preguntado si en vez de carne de gallina, a estos señores, a
la vista del negro porvenir económico que ya se le vislumbra
a los españoles (con materias de competencia del Ministro de
Industria, Turismo y Comercio) y la no menos inquietud que
supone el censo de desocupados, (situación que afecta al
Ministro de Trabajo e Inmigración), habrán dejado el hueco
de la prenda de cuello para abrocharse ahí los huevos, o
sea, se los habrán puesto de corbata, y cuentan ahora la
milonga de que “se asiste mejor descorbatado a los actos que
les obliga sus cargos, a excepción de aquellos que sean
oficiales”.
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