Como ya vine escribiendo desde
hace meses el Reino de Marruecos ha sacado públicamente a la
palestra, por primera vez en un encuentro bilateral, el
dossier de Ceuta y Melilla. No me digan ahora que desde ésta
columna no se había advertido. Aunque en la rueda de prensa
conjunta el Primer ministro Abbas El Fassi eludió la
pregunta, el mandatario istiqlalí abordó la cuestión con el
Presidente Zapatero, quien según parece asumió comprender la
reivindicación marroquí pero pidiendo a su interlocutor que,
en fin, la Constitución está ahí y estipula, clarísimamente,
que Ceuta, Melilla y los Peñones son territorios españoles,
naturalmente. ¿Era ésta la respuesta adecuada…?. No lo creo.
Parece que luego y recogiendo velas, El Fassi adujo que la
reivindicación marroquí sobre las Ciudades Autónomas no
sería obstáculo para profundizar en las relaciones
bilaterales. Ya. Por eso las empresas francesas tienen un
trato preferente a las españolas. El respeto que a Marruecos
le merece España es patente en la misma MAP: la versión en
español es notablemente inferior, en calidad y contenidos, a
su homóloga francesa. Pueden comprobarlo. Y si hablamos del
hostigamiento y la chulería con que es tratado el Consulado
General de España en Tetuán, para qué hablar… ¿Consentiría
Francia que cualquiera de su legación diplomática fuera así
de hostilizada?. ¿Y qué hay del repunte en la presión
migratoria, por tierra y mar, en los dos últimos meses
previos a la visita de Zapatero?; ¿casualidad..?. “Rien de
rien”. Por no abordar, lo haré otro día, el culebrón de
Yhaya Yhaya.
Pero deseo mirar hacia delante. Yo quiero constatar la
excelente relación entre las poblaciones ceutí y melillense
y su “hinterland” respectivo, de Tetuán y Nador. Y al revés.
Al ceutí, como al resto de los españoles, le gusta viajar a
Marruecos… como a cada vez más marroquíes les agrada visitar
Ceuta, para pasear, comprar, pasar el rato… La propia
familia real marroquí es asidua de Ceuta; incluso la pasada
semana una princesa, tía del Rey de Marruecos, entró como
otras veces a dar un garbeo por Ceuta. Han sido innumerables
las ocasiones en que diferentes miembros de la Casa Real
marroquí se han paseado por las calles de Ceuta, acudiendo a
divertirse a la Feria… Con la mayor normalidad, como debe
ser entre vecinos. Les diré más: siendo niño el príncipe
Mulay Rachid, hermano de Su Majestad Mohamed VI, Rey de
Marruecos y Comendador de los Creyentes, durmió más de una
noche en Ceuta, ciudad querida. Otro asiduo en sus tiempos,
un reconocido militar marroquí de prestigio internacional y
cuya postura sobre el coste del Sáhara Occidental le costó
la vida en Marrakech, el general Dlimi, venía cuando podía,
encantado, a Ceuta…
Solo los grandes reyes son capaces de grandes decisiones;
solo los grandes reyes tienen la capacidad intelectual y el
coraje para iniciativas estratégicas de altos vuelos. A
título personal y aunque solo fuera por horas, ¿por qué no
se acerca Su Majestad a estas tierras?; ¿por qué no visita
un día la ciudad…?. Este querido pueblo es amable y
generoso: entre un día Su Majestad a Ceuta, tómese un
refresco y vaya de compras, visite a título privado al
alcalde-presidente, Juan Vivas, hombre afable como pocos.
Podemos hablar de todo: asistencia sanitaria, frontera,
turismo mutuo… Lo que desee su Majestad. ¡Pero déjenos
solamente la Bandera!.
|