Si bien ayer no me apuntaba ningún
tanto, al referirme al asunto de quien sería, nuevamente, el
presidente de los populares, en nuestra tierra, durante
otros cuatro años, en cuanto se celebre el congreso
regional. Hoy, de nuevo, qué le voy a hacer, no tengo más
remedio que besarme. Lo siento pero es así. Los aciertos,
son los aciertos. Y que conste, en acta, que si no me beso
es porque no me llego y no por falta de ganas.
Lo escribí, en mi artículo de opinión, varios días antes de
que la noticia apareciera en un periódico de máxima tirada a
nivel nacional, como es “El Mundo”.
Decía en mí artículo de opinión, que uno escribe, cada día
en mí periódico ”EL PUEBLO”, que todas aquellas comunidades
que luchaban porque el español, el idioma de todos los
españoles, despareciera, obligando a sus ciudadanos a hablar
en el idioma de su comunidad, se verían afectadas por el
turismo, que acudiría en menor cantidad por desconocer el
idioma en el que se les iba a hablar y que ellos
consideraban que no estaban en España, cuando su máxima
ilusión es visitar nuestro país por su sol, por su gentes y
por que muchos de ellos, en un porcentaje elevado de
nuestros visitantes, se defienden en español.
No es que haber acertado, una vez más, lo que podía ocurrir
con esto del idioma en esas comunidades que no consideran el
español como el idioma de todos los españoles, me haya
llenado de satisfacción. Nada más lejos de mí pensamiento.
Pero es que lo que iba a ocurrir, arrinconando el español
para dar paso al idioma comunitario, que no hay un dios, ni
un extranjero que lo entienda, estaba de una claridad
meridiana.
Una claridad que sólo no ve la ceguera de los nacionalistas,
ya también lo he escrito, llevarán a la ruina sus
comunidades. Perder miles o millones de turistas al año,
significa perder riquezas, aumentar el paro y cierre de
empresas hoteleras.
A todos estos nacionalistas, “salvadores” de sus
comunidades, las perdidas de riquezas, de turismo, el
aumento del paro y lo que ustedes quieran, les da
exactamente igual, con tal de conseguir sus propósitos de
sentarse en el machito del poder.
Lo malo es que, en esa ceguera, son muchos los que les
acompañan, en la absurda creencia que separándose de España
y hablando su idioma, tienen todo solucionado. Cuando, en
verdad, lo único que van a ver solucionado, es el aumento
del paro, la disminución de la riqueza y la aparición del
hambre y la miseria, menos para aquellos que les han comido,
como dicen los niños modernos, el coco. Esos van a vivir
de…madre.
Les decía, al principio, que me había adelantado a los
periódicos nacionales, en lo que iba a ocurrir con el
turismo e esas comunidades. En pleno comienzo de la
temporada varias empresas a través de la Mesa del Turismo,
consideran que la “falta de respeto” al español perjudica al
sector.
Bien, como decía aquel: “a quien Dios se la dé, San Pedro se
la bendiga”. Allá todas esas comunidades y lo que quieran
hacer los “salvadores” de las mismas y sus seguidores. Pues
nada, turismo para la Costa del Sol, que aquí hablamos el
ESPAÑOL. ¿O no?
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