Guillermo Molina, al igual que sus compañeros de selección,
no está brillando en el Europeo de Málaga. El jugador
caballa, que había dejado el listón muy alto al convertirse
en el último Mundial en el M.V.P. y en el segundo máximo
goleador, además de liderar el juego del equipo español,
llegó a la Costa del Sol bastante cansado, después de una
campaña muy intensa en el Brescia; con el equipo italiano
llegó a la final de la Liga cayendo ante el poderoso Pro
Recco y también disputó la Euroliga. Guillermo se convirtió
en el jugador ‘franquicia’ de su equipo asumiendo la
responsabilidad en los momentos ‘calientes’ y pasando casi
todos los minutos en la pileta. Su temporada con el Brescia
resultó excelente al proclamarse el máximo goleador con 103
tantos y el jugador más completo del Campeonato.
En Málaga el waterpolista ceutí marcó en los cinco partidos
de la primera fase (España estaba en el grupo ‘A’ junto a
las selecciones de Montenegro, Croacia, Eslovaquia, Grecia y
Hungría), pero tan solo consiguió ocho goles; marcó por
partida doble ante Montenegro, Eslovaquia y Grecia y firmó
un gol contra Croacia y Hungría. Los rivales conocen muy
bien a Molina, apenas le dejan respirar en el agua
sometiéndolo a estrechos marcajes y además España ha tenido
dificultades en el juego de ataque. Los de Rafa Aguilar no
han estado finos desaprovechando demasiadas superioridades
numéricas. En Pekín tendrán que mejorar en el juego
ofensivo.
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