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OPINIÓN - JUEVES, 10 DE JULIO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

La portavoz socialista
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Antes de tomar posesión de su cargo, un diputado del Partido Popular cundió entre sus compañeros de Gobierno que la debutante en tareas políticas era una lela con cultura. Una señora con estudios y buena facha. Y auguraba que con ella más que oposición lo que iban a tener eran motivos suficientes para reírse en cada pleno de cuanto dijera Inmaculada Ramírez.

Por tal motivo, la señora Ramírez llegó al Ayuntamiento lastrada por la falta de respeto con que fue recibida por quienes se sientan en la bancada donde reina una mayoría absoluta con ínfulas de hacer política de altura. A tan mala acogida se sumó, durante un tiempo, la lógica inexperiencia de alguien que carecía de todos los recursos dialécticos que atesoraba Antonia María Palomo. Quien, además de conocerse todos los entresijos municipales, sabía cabildear y lucir una malaleche que encogía el ánimo de los adversarios políticos.

De modo que Ramírez pasó unos meses en los que iba a los plenos como si fuera directamente al matadero. Dicen que incluso el día antes se le empezaba a cambiar el semblante y hasta era asediada por una irritación que no le correspondía a su conocido modo de ser. En realidad, la socialista se veía invadida por el temor de saber que dijera lo que dijera en la sala de plenos harían befa de ella. Y pensar que podía servir de mofa, un día más, le cambiaba no sólo el carácter sino también el organismo.

Pasaba el tiempo e Inmaculada Ramírez veía que estaba sola en todos los aspectos. Sola ante la oposición que procuraba escarnecerla a cada paso; sola al frente de la portavocía de un partido que había cerrado su sede para limpiar fondos; sola y necesitada de trabajar contrarreloj para ponerse al tanto de las cuatro cosas que eran necesarias conocer con el fin de bajarle los humos a sus inquisidores. Y, por encima de todo, carente de esa ayuda que los medios suelen repartir con cuentagotas entre quienes no están montados en el machito del poder.

Un día, de ese tiempo terrible y aún reciente para la portavoz socialista, me la encontré y le recordé que se había metido a jugar a algo donde convenía asegurarse de tener toneladas de mala baba almacenada, para irla destilándola a conveniencia. Y me miró como pidiéndome que le indicara el lugar en el cual poder repostar ese carburante de mala intención. Juro que no le di ninguna pista. Pero se conoce que alguien, tal vez Jenaro García-Arreciado, antes de ser sustituido, le habló de Mohamed Alí como el surtidor que ella estaba necesitando para abastecerse de malas intenciones.

Mala intención, meditada con acierto, ha sido que la portavoz socialista quisiera visitar por sorpresa las instalaciones de Acemsa en la barriada de San José-Hadu. Porque ella sabía sobradamente que los técnicos de la empresa iban a ponerle todas las pegas habidas y por haber y que éstos terminarían pasándole la patata caliente a Manolo Gómez Hoyos. Quien, conociendo que la presidenta del Consejo de Administración de Acemsa, Yolanda Bel, se las está teniendo tiesas con Inmaculada Ramírez, seguro que iba a caer en la trampa de decirle a ésta que es de mucho peligro dejarla entrar, sin previo aviso, en sitio tan “vital”.

Y, claro, Manolo se ha puesto en evidencia. Y los habrá que consideren su intervención como arbitraria. Cuidado a partir de ahora con la portavoz socialista. Que no es ninguna lela cultivada.
 

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