Sin lugar a dudas, el ruido es la
molestia más significativa que llega a las ciudades,
superando incluso a otro tipo de contaminaciones.
Las zonas de copas y terrazas incontroladas, en esta época
del verano resultan, a veces, insoportables para los vecinos
que habitan en sus inmediaciones.
Los coches- discoteca, con cristales blancos, o ahumados,
son otros de los elementos que generan las mayores
incomodidades en las ciudades, juntamente con las motos de
escape libre, que, además de verter gases nefastos, vuelven
loca a la población.
Estamos en la etapa del consumismo y el ruido está provocado
por elementos consumistas, en unos porcentajes muy elevados,
cosa que hay que controlar y, si fuera preciso, sancionar,
porque en muchísimas ocasiones esos ruidos tan molestos son
provocados intencionadamente, o lo que es lo mismo, tratan
de molestar por molestar.
En Ceuta no iba a ser una excepción, es más, yo me atrevería
a decir que hay zonas y momentos en los que Ceuta se lleva
la palma en cuanto a ruidos molestos intencionados.
Con esto sobre la mesa, se trata de dar una nueva ordenanza
sobre el ruido en nuestra ciudad y en la elaboración de esa
ordenanza intervienen, especialmente, Gobernación y Sanidad,
por ser un problema que afecta, muy directamente a estos dos
organismos.
Parece que, ya está muy avanzada la elaboración del texto de
esta nueva ordenanza, que intentará reemplazar lo que había
hasta ahora, o lo que es lo mismo:”una nueva ordenanza que
estará dispuesta para dar respuesta a las demandas de la
ciudadanía en algo tan esencial como esta materia”.
Y como hoy ya no se pueden dejar las cosas a medias, una vez
que se comienzan, si se ha emprendido una labor, esa tiene
que abarcar lo más necesario, cuando menos, en su asunto.
Esto significa que hay que contar con el establecimiento de
unos controles de ruido, en función de una catalogación, en
las distintas zonas de Ceuta, estableciendo, para que se
cumplan sin ningún tipo de excusas, unos topes en zonas
hospitalarias, en zonas residenciales, en zonas escolares o
en las industriales.
Cada una de estas zonas tendrá un tope límite que no podrá
ser superado. Y a un cambio en las normas, naturalmente,
también un cambio en las sanciones por las infracciones, con
actualización de esas sanciones por las faltas que se
consideren graves, o por las faltas consideradas, tan sólo,
leves.
Hemos citado, anteriormente, las zonas de copas, o las
terrazas incontroladas, y aquí puede haber mano dura, de
verdad, cuando las gentes no cumplan con los niveles de
ruido producidos, pudiendo, incluso, cerrar los locales que
hayan superado, con reiteración, esos niveles.
Si este tipo de locales es un punto de referencia, en
determinadas épocas del año, los coche- discoteca tendrán
que estar en el punto de mira en todos los lugares y a
cualquier hora del día o de la noche.
A todo esto, pues, hay que añadir el establecimiento de un
mapa de ruidos para, definitivamente, reducir, si es que no
anular la “contaminación acústica”.
Así será sectorizada la ciudad y con ello quedarán marcadas
las zonas con mayores niveles de ruido, en las que no se
podrán ubicar más lugares de ocio que aumenten ese ambiente
de contaminación acústica.
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