Cuatro años despues de ‘El cambio tranquilo’ el pasado fin
de semana el PSOE celebró su XXXVII Congreso Federal bajo el
lema de ‘La fuerza del cambio’ con el objetivo manifiesto de
renovar la imagen y organización del partido y debatir las
5.632 enmiendas que se presentaron a la Ponencia Marco
redactada bajo la dirección del nuevo secretario de Ideas y
Proyectos de la Ejecutiva socialista, Jesús Caldera. Al
Palacio de Congresos y Exposiciones del Campo de las
Naciones de Madrid, donde se dieron cita más de 4.000
personas procedentes de toda España, asistieron en
representación de una delegación sin delegados el presidente
y el portavoz de la Comisión Delegada por Ferraz para Ceuta,
Salvador de la Encina y José Antonio Carracao, arropados por
el tercer miembro masculino de este órgano, Enrique Moya, y
su esposa, la recientemente designada jefa del área de
Violencia de Género de la institución de la Plaza de los
Reyes, Candelaria Gutiérrez.
Ellos fueron los que salieron en las fotos junto a Ramón
Jáuregui, Alfredo Pérez Rubalcaba, Octavio Granado, Diego
López Garrido y compañía al lado del delegado del Gobierno,
José Fernández Chacón, y de su jefe de Gabinete, Sergio
Moreno. El papel del grupo fue meramente testimonial [hay
razones orgánicas obvias para ello, aunque no únicas: a día
de hoy el PSOE ceutí no existe] en lo que a las conclusiones
de las distintas comisiones de trabajo se refiere, de donde
salieron algunas orientaciones ideológicas y políticas de
calado y mínimos cambios en lo que atañe a la estructura y
funcionamiento del partido.
Ideas y estructura
Entre las resoluciones aprobadas y, por lo tanto, incluidas
en el documento final del Congreso, cuyo documento íntegro
puede consultarse a través de la web del partido [www.psoe.es]
se cuentan ideas “para una sociedad en igualdad” como la de
refrendar “el derecho a educarse en las lenguas cooficiales,
aunque sin dividir al país por la política lingüística”; la
defensa de la laicidad; el derecho a una muerte digna; la
apuesta por una “cultura federal para el Estado” o la
actualización de la ley del aborto. En materia económica el
PSOE rechaza la jornada laboral semanal de 65 horas, se
opone a bajadas de impuestos “que pongan en peligro el
Estado de Bienestar” y asume “mayor flexibilidad” en las
relaciones laborales siempre que la respalde el diálogo
social.
Más cauto ha sido en lo que a la reforma del funcionamiento
interno se refiere. Las únicas propuestas admitidas se
refieren a la modificación de los estatutos para que los
avales necesarios para presentarse a la Secretaría General
en cualquier nivel bajen del 25% al 20% de la militancia,
manteniendo el límite máximo del 30% para cualquier
aspirante.
La reforma no supone ninguna modificación sustancial de cara
al hipotético Congreso Regional que debería celebrarse en
otoño en Ceuta, todavía sin fecha concreta.
Tampoco la entrada de Leire Pajín al frente de la Secretaría
de Organización, pero con José Blanco por encima en calidad
de vicesecretario general y máximo responsable electoral [y
por lo tanto en lo relativo a la capacidad de influir para
la elección de secretarios generales], se creen en los
restos del PSOE ceutí que vaya a suponer una revolución para
el partido a nivel local.
Son conclusiones extraídas del cocktail de críticos,
renovadores o semicríticos que estuvieron en Madrid o que
siguieron con interés el desarrollo del Congreso a través de
las múltiples fuentes de información disponibles. La
Comisión Delegada del PSOE en Ceuta no ha valorado hasta la
fecha el desarrollo de su evento político interno más
importante cada cuatrienio más allá de subrayar, vía nota de
prensa, los muchos encuentros habidos entre pasillos el
sábado y de elogiar el “magnífico trabajo” realizado en las
comisiones.
Nada más. Únicos en toda España.
Mientras, también en silencio, el trabajo sigue en el campo
político-institucional. Tras la salida de la Delegación y
organismos adyacentes de todos los que en su momento
pidieron públicamente un Congreso Extraordinario para
reflotar el partido antes de las generales del pasado mes de
marzo el nuevo director provincial del Ministerio de
Educación, Política Social y Deporte (MEPSYD), Aquilino
Melgar, de cuyo denuedo en su nueva responsabilidad nadie
duda, ni dentro ni fuera del oficialismo socialista, pese a
venir apadrinados por el ya denominado ‘lobby de Cádiz’, ha
completado el relevo en su grupo de colaboradores más
cercanos.
Los más estrechos colaboradores de León Molina hacen ya las
maletas de regreso a sus respectivos puestos de origen y se
prepara la llegada de los nuevos. Hasta donde se sabe, todos
vendrán cortados por un patrón similar: personas ajenas al
partido cuya profesionalidad y valía nadie cuestiona.
Sí extraña el brusco giro que se ha producido en lo que a la
política de nombramientos desde la Administración General
del Estado con el PSOE en el poder se refiere. Sólo hay que
comparar los nombres que llegaron a la Delegación y
adyacentes en 2004 con los que lo han hecho ahora. El
socialismo de carné ha quedado recluído en dos áreas: el
Instituto de Gestión Sanitaria (con la baja de Juan
Hernández) y Fomento. ¿’La Fuerza del Cambio’ o ‘El cambio
tranquilo’?
|