Me han invitado a un evento en el
que manda el protocolo de llevar corbata. Un evento que no
tiene más luces que una feria pero en el que se presentaba a
un personaje que es enemigo declarado de esa prenda.
Nunca he estado en contra de llevar corbata, de hecho me la
pongo en cuantos eventos se celebren, salvo cuando sea en
las cercanías o dentro del agua, aunque considero una
tremenda estupidez esa costumbre.
Llevar corbata, en mi opinión, significa que todos los que
la llevamos estamos condenados a algo. Su similitud con la
soga de la horca es harto imaginable. ¿Cuántos habrán muerto
ahorcados con su propia corbata? No existen estadísticas.
Ante las propuestas de nuestro Gobierno de que tenemos que
esforzarnos para que con el ahorro energético podamos frenar
el encarecimiento de los combustibles y de la electricidad,
creo que es estúpido el protocolo que usamos.
Si en los eventos –sean culturales, políticos o sociales-
solemos pasar frío en verano y calor en invierno a causa del
protocolo y la incorrecta climatización, no veo el porqué no
usar unos términos medios que palie esa estupidez.
En algunos eventos he presenciado cómo algunas mujeres
tiritan de frío, en pleno verano, por atenerse al protocolo
y portar vestidos que casi no lo son. Hombres con la cara
congestionada y perlada de sudor por estrangulación de sus
vías respiratorias, a causa de ese trozo de trapo
multicolor, cuando pasan de un ambiente gélido a otro en el
que reina el medio ambiente.
Si bien es verdad que algunos no muestran signos de agobio…
llevarán un climatizador corporal exclusivo, supongo yo.
El nombre de corbata viene del italiano “crovatta”, derivado
de croata y data del año 1660, cuando los jinetes del
ejército croata usaban pañuelos de colores al cuello.
Como todos debemos saber, existen dos tipos de corbata, la
larga que es el tipo más usual en nuestros días y la corta o
“moño”.
Los egipcios, en la época de los faraones, de las clases
pudientes solían anudarse al cuello un trozo de tejido de
forma triangular. En la buena sociedad, lo afirmaron Séneca
y Quintiliano, se consideraba un riesgo dejar el cuello
descubierto y los oradores solían cubrírselo para proteger
sus cuerdas vocales (?)
La verdadera corbata vio la luz en la segunda mitad del
siglo XVII, llevada por mercenarios croatas con sus nudos en
forma de rosita y dejando colgar las extremidades encima del
pecho.
Hace dos siglos, en el XIX destacó lord Brummel con su
corbata de enormes dimensiones que llegaba a ocultar la
barbilla y casi el labio inferior. Este personaje, del que
deriva una conocida agua de colonia, necesitaba la ayuda de
dos mozos para anudarse la corbata. Le siguió Beethoven.
Hoy en día anudarse la corbata es todo un rito. Este rito
conlleva que se usen varios tipos de nudos, aunque los mas
conocidos son el nudo inglés y el francés. La diferencia
entre estos dos nudos está en que el francés necesita una
vuelta adicional a la tela lo que genera un nudo más
voluminoso y considerado más elegante.
Las distintas maneras de anudar la corbata son: el nudo
simple inglés; el nudo doble simple francés; el nudo Windsor;
el nudo medio Windsor, el nudo pequeño y el nudo cruzado… el
nudo que hago con mis corbatas es el simple español, que por
supuesto no figura en los anales.
Entrando en zona macabra, hay que destacar que existe la
llamada corbata colombiana. Es una herida que producen las
mafias a los chivatos y traidores.
Con un machete o una navaja hacen un corte en la garganta de
la víctima por debajo de la nuez. Meten los dedos en la
herida y sacan la lengua del desgraciado, que queda colgando
como una macabra corbata…
|