Cuando saltó por primera vez al escenario Zapatero recuperó
el discurso social y laicista que utilizó en los momentos
más tensos de la última campaña electoral de marzo. “No
vamos a recortar el gasto social, sino que lo vamos a
incrementar en la medida de lo posible”, aseguró el
presidente del Gobierno rodeado de los suyos en el Palacio
de Congresos de Madrid, donde se celebra el XXXVII Congreso
Federal del PSOE.
Tras él pasaron, en un tono similar, los responsables de las
distintas Federaciones del partido, todas menos Ceuta, a la
que le debería haber tocado tras Cataluña, pero aún sin voz
en el estrado el presidente guardó para ellos el broche de
oro a su segunda intervención.
“Compañeros de Ceuta y Melilla, volveré”, dijo el secretario
general de los socialistas españoles justo después de situar
las dos ciudades autónomas, Madrid y la Comunidad Valenciana
entre las prioridades políticas de su partido para los
próximos años. Y los socialistas ceutíes en el Campo de las
Naciones, claro, botaron felices en sus asientos.
Las cuatro regiones son, junto con Murcia, los cinco lunares
negros electoralmente hablando del PSOE a pesar de que en
Melilla se quedó a menos de medio millar de votos de robarle
el diputado al PP en marzo pasado y en Ceuta logró el mayor
número de votos de su historia. “Desde el primer momento
dijimos que el compromiso de Zapatero y de su gobierno coon
Ceuta era firme, constante, decidido e inquebrantable y en
cada una de sus intervenciones el presidente lo demuestra”,
aseguró sólo tres minutos después de que el leonés renovase
su compromiso de volver a las dos ciudades autónomas el
portavoz de la Comisión Delegada, José Antonio Carracao.
El presidente del Gobierno visitó como tal, oficialmente,
Ceuta y Melilla el 31 de enero y el 1 de febrero de 2006
tras más de veinte años sin que ningún líder del Ejecutivo
nacional lo hiciese. El último había sido Adolfo Suárez en
1980.
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