En varias ocasiones hemos tratado
diversos enfrentamientos políticos (Zapatero-Rajoy,
Moratinos-Blanco, Gallardón-Sebastián, etc.) con el símil de
un combate de boxeo y, siguiendo con la costumbre, hoy nos
hemos propuesto hacer la reseña del “combate” llevado a cabo
en el estrado de la Cámara Baja entre dos púgiles de
renombre nacional: “El Bamby de la Moncloa” y “Kid de
Génova”, o sea, entre Rodríguez Zapatero y Rajoy Brey. A
éste último, en los prolegómenos del encuentro, le ha
fallado su quinta columna o grupo de fans más adictos al
Partido Popular, entre los que se encontraban Federico
Jiménez Losantos (“El pequeño Talibán”), César Vidal (“El
Evangelista”) y demás miembros del equipo de la Cadena COPE
que ellos dirigen y que, en un santiamén, se han situado en
la grada de la oposición mas encarnizada hacia el elegido
por los populares para representarles. De todas maneras,
Rajoy cuenta en la actualidad con mejor caché que su
oponente, quizás debido a la subida de los carburantes, al
incremento de los precios de consumo, a la tasa de paro en
niveles desde hace muchos años desconocidos (24 % del censo
de activos), a los mas de dos millones de parados que, de
una forma u otra, han quedado sin ocupación debido a la
destrucción de dos millones de puestos de trabajo y a la
desaparición del 25% de tejido industrial, a los
damnificados por el incremento de la hipotecas, a los que
sienten como se avecina una catástrofe que ya se percibe con
la bajada del superávit publico, a los que les cabe la duda
de si, para años venideros, está asegurado el cobro de sus
pensiones, en definitiva: a todos cuantos están sintiendo
como nuestra economía se encuentra en crisis con lo que ello
conlleva de preocupación para quienes están apreciando que
este período de baja actividad económica, de deflación y el
decreciente uso de recursos y bajo nivel de inversiones,
tiende a ser duradera.
El combate, ha dado de si lo que se esperaba de ambos
contendientes: una cerrada guardia por parte de Zapatero que
ha basado toda su estrategia en futuras acciones del
gobierno para paliar el “frenazo económico” y en una
exhibición de movimientos pugilísticos hartamente conocidos,
con fintas, ademanes y amagos que no pueden catalogarse de
acometidas, pues se apreciaba en éste púgil una preocupación
por prevenirse del ataque del contrario: “cuenta con medios
para paliar el frenazo económico como lo demuestran la renta
per capita superior a la media europea (un 7 %), claro
avance económico, crecimiento de la productividad,
mantenimiento de la cuota de mercado, mejor situación de las
cuentas públicas que en el pasado, superávit presupuestario
de un 2,2 %, bajada de la deuda al 36 % del P.I.B.,
enriquecida política social, incremento de las pensiones,
del salario mínimo y de las prestaciones por desempleo, Ley
de Dependencia, escolarización de 3 a 6 años, ayudas por
nacimientos y para alquiler de viviendas por jóvenes,
incremento del fondo de reserva de la Seguridad Social”,
todo ello sin querer entrar directamente en el “cuerpo a
cuerpo” con su oponente, aun cuando si muestra una serie de
“golpes” a adoptar para paliar la “desaceleración” por la
que atraviesa el Estado Español.
El púgil de la calle Génova, viejo aspirante al titulo de la
categoría máxima, desde el primer momento se plantó ante su
adversario con una actitud agresiva enviándole toda clase de
golpes: “su presencia en el combate prácticamente a rastras,
ausencia de un plan de choque, incongruencia de información
-anuncio de 47 medidas, cuando hace días se citaban 70-,
deducción de 400 euros por retenciones del I.R.P.F. como
medida poco social por favorecer a los que mas ganan”. Luego
le instó a que “definiera como “crisis” lo que llamaba
desaceleración, la carencia de medidas correctoras para
ello, estar en la cola de la zona euro por lo que a
crecimiento económico se refiere, mayor incremento europeo
por desempleo, subida de la tasa de inflación, pérdida de la
competitividad de las empresas, difíciles condiciones
financieras, en resumen: unos índices de confianza
desplomados, así percibido por la ciudadanía, como
consecuencia de la verdadera “crisis” (golpe que repitió en
diversas ocasiones) económica por la que se atraviesa. ¡Ah¡
y recogió el reto de discutir sobre políticas económicas
pasadas cuando, como y lugar que estime el titular del
gobierno.
En una situación de clara ventaja del opositor, ha terminado
el primer combate del curso político que acaba de comenzar
entre los dos pesos pesados de la política española.
Es obvio que se repetirá la escena y que tendremos ocasión
de seguir narrando las “peleas” que se celebren en el
Congreso de los Diputados para lo que, de antemano, se
encuentran vendidas todas las localidades y agotadas las
acreditaciones a los medios de difusión.
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