Mientras millones y millones de
españoles siguen enardecidos con la victoria de la roja en
la Eurocopa, y ZP grita a los cuatro vientos que
tacharlo de gafe había sido una maldad y que él se tiene por
hombre de suerte, y a Luis Aragonés se le hincan de
rodillas en el escenario de La Cuatro, situado en la plaza
de Colón, los periodistas que nunca cesaron de sambenitarlo,
uno tiene que mirar ya hacia lo que ocurre en la ciudad,
olvidándose de que gracias al fútbol el nombre de España es
pronunciado, al fin, sin complejos por sus nativos.
Sin complejos ha vuelto a recordarnos Juan Vivas que
él apoyará a Pedro Gordillo en el próximo Congreso
Regional del PP. Y lo ha manifestado durante una conferencia
de prensa dada para decirnos lo bien que lo ha hecho el
Gobierno presidido por él desde que hace un año consiguiera
otro triunfo sonado en las urnas.
El presidente de la Ciudad ha declarado que el trabajo
realizado por Gordillo, cual presidente del partido en
Ceuta, es más que satisfactorio y que por ello se ha ganado
su confianza. Lo cual suena a premio de consolación debido a
que en los últimos tiempos el vicepresidente ha tenido que
aprender a tragar sapos, como se dice vulgarmente. Algo que,
conociendo como se las gasta el vicepresidente, le habrá
hecho tanto daño como para causarle malas digestiones.
Con malas digestiones, tal vez por haber comido copiosamente
la noche anterior, debieron presentarse los diputados
populares en el último pleno. Porque no se entiende, de no
estar bloqueados por un ataque de aerofagia, el nerviosismo
que algunos mostraron en sus intervenciones. Hicieron
alardes de una irritación constante. De una inquietud
dispuesta siempre a convertirse, ante la oposición de
Inmaculada Ramírez, en respuestas descabelladas.
Todo ello bajo la mirada inquisitiva de Vivas que no
entendía por qué los componentes del Gobierno estaban tan
fuera de sí. Y hasta se complicaban la existencia al hablar
de asuntos en los que él no quiere entrar. Pues vaya usted a
saber si su propuesta de armisticio con el secretario
general de Comisiones Obreras no ha llegado a buen término.
De cualquier modo, y por más que la portavoz socialista vaya
consagrándose a medida que pasan los días como una auténtica
mosca cojonera capaz de sacar de quicio a los diputados
populares, bien haría mi estimada Yolanda Bel en
hacer cuanto estuviera en sus manos para dominarse. Puesto
que la señora Ramírez, con su forma de decir las cosas, está
consiguiendo alterarla, ponerla frenética, enloquecerla, y
mostrárnosla en su peor versión como política. Lo cual es
contraproducente para una Bel en la que se tienen
depositadas muchas esperanzas acerca de que un día se
convierta en la primera presidenta de la Ciudad
Por consiguiente, uno se ve obligado a decirle a YB, por
tenerla en consideración y estima, que nunca más debería
caer en la tentación de pedirle a nadie la partida de
nacimiento para comprobar si es ceutí fetén. Y si acaso no
cumpliera la persona con ese requisito, hacerle ver que
carece de derecho para opinar con entera libertad de cuanto
acontezca en la ciudad. Pero YB, que, además de consejera de
Medio Ambiente y portavoz del Gobierno y miembro destacado
de su partido, es inteligente, seguro que se habrá percatado
de su error. Dado que es una española sin complejos.
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