Determinadas situaciones como la que vivieron ayer más de
medio centenar de residentes que volvían de un fin de semana
en la Península hacen pensar en que, en el transporte
marítimo de personas a través del Estrecho, hay viajeros de
primera, de segunda y de tercera. Estos cerca de cincuenta
pasajeros, todos clientes de la compañía naviera Baleária
Buquebus, esperaban el barco de las 7.00 horas, algunos de
ellos “desde las seis de la mañana en punto”, según
afirmaron en el lugar. Rozando las siete y en escasos
segundos se vivió una situación que mezcló cólera e
impotencia. Unas sesenta personas, oriundas de la vecina
Marruecos, se apostaron ante la ventanilla de preembarque
saltándose literalmente la cola, animadas por el guía
turístico que les acompañaba. Tras la exaltación preliminar,
para éstos últimos se abrió la puerta, mientras una pareja
de policías portuarios se encagaba de retener a los viajeros
que no pertenecían al grupo organizado por la agencia
marroquí. Uno de los miembros de seguridad empujó a una
señora de mediana edad para repeler la avalancha de viajeros
“insultados”, que alzaron la voz con un “¡A los de Ceuta
siempre nos tratan así”.
Una vez embarcados los viajeros con billete de agencia, los
pasajeros que viajaban a título individual exigieron al
coordinador de la naviera alicantina una explicación, que
contesto “el barco ya va lleno y el cupo se cerró ayer por
la tarde, a las 18.30 horas. Hubo una baja de un autobus
turístico notificada por fax a última hora de la tarde -del
domingo- y decidimos que pasaran ellos”. Esta afirmación
levantó estupor y nerviosismo, ya que la compañía permitió
adquirir billetes para el ferry de las siete de la mañana a
todos los viajeros que se acercaron a la ventanilla, “sin
informar en ningún momento que el cupo de plazas para
viajar” a primera hora de la mañana ya partía completo,
afirmó un testigo.
Finalmente, y para aligerar los ánimos, el medio centenar de
caballas fueron embarcados en el siguiente rápido,
perteneciente a la compañía Acciona Trasmediterránea, a las
7.30 horas, tras aplicar la correspondiente
intercambiabilidad y poniendo los motores en marcha a las
8.30.
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